En alusión a la carta titulada ¿Toros de derechas? de Patxi Villanueva, publicada en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el pasado martes 31, quiero matizar que los toros, en sí, no son de derechas ni de izquierdas. Son mamíferos rumiantes que no se meten en política. Aunque, como intuyo que la pregunta iba referida a si las corridas de toros gozan de un mayor predicamento y afición en la derecha que en la izquierda, le diré que sí. Que así es, en efecto.

En todo caso, de lo que no queda ninguna duda es que constituyen un penoso espectáculo, que resume e ilustra de manera muy gráfica la sensibilidad y el espíritu de la derecha. Esa búsqueda y disfrute de un beneficio, de una rentabilidad, de un bienestar, de un placer, una satisfacción personal, un entretenimiento o un mero pasatiempo al precio que sea. Sin reparar en el coste negativo que ello conlleve, sea humano, laboral, medioambiental o, en este caso, en sufrimiento y dolor producido a un ser vivo, con finalidad puramente ociosa y hedonista.