DESDE la (corta) distancia del otro lado de la frontera andorrana hemos vivido una cita, y ya tenemos otra casi confirmada, con una incógnita. La primera convocatoria fue a escuchar el discurso al pueblo del copríncipe francés, el hiperactivo Nicolás Sarkozy que, vaya decepción, no vino con madame Carla, ocupada en el rodaje con Woody Allen.

Una visita polémica porque todavía conservaban muchos conciudadanos el resquemor con monseieur le president, que hace un año amenazó incluso con dejar de ser jefe del microestado si éste no se plegaba a las condiciones europeas de transparencia fiscal, con abolición de facto del secreto bancario. Y, una vez más, Andorra tuvo que tragar, como la España de Zapatero, dicho sea de paso.

El copríncipe, en sus tres horas escasas de visita, tuvo tiempo para un discurso más directamente político al Consell General (Parlamento) donde además de insistir en la transparencia fiscal, y en la aproximación a la UE que deben seguir sus súbditos simbólicos, dejó ir un par de frases para recordarle: "Nadie puede discutir a un pueblo el derecho a defender su identidad" y "seré fiel, Francia será fiel, a vuestra soberanía". Recordábamos aquel otro president que gritó en una visita al Canadá "vive le Quebec libre", y a los pocos días se vio replicado por grafiteros espontáneos en muchas paredes de Iparralde: "Vive Euskadi libre"; así, traducido, para que lo entendiera.

Llegó y se fue Sarkozy y desde Cartalunya fuentes oficiosas de la propia Generalitat empiezan a confirmar la cita a las urnas del 24 de octubre para las autonómicas. La había señalado ya la lógica de un calendario predeterminado en parte por la visita del Papa a primeros de noviembre, y después de la que está cayendo al tripartito.

Las encuestas siguen marcando unas tendencias inamovibles, y unas distancias cada vez mayores. La última, del observatorio de la propia Generalitat, sitúa a Convergencia i Unió once puntos por delante del PSC en intención de voto, a una Esquerra todavía más hundida que en sondeos anteriores (poco por encima del seis por ciento) y como tercer partido a los abstencionistas activos, un 7 por ciento largo que superaría en resultado a un PP que, esta vez y por razones obvias, no debería tener tanto votante oculto.

Por ahora, las opciones independentistas declaradas, como la españolista de Ciutadans, siguen quedando por debajo de los mínimos para acceder al Parlament. Y esa es la incógnita, la de las posibilidades reales de independentistas. Precisamente cuando el mismo observatorio mencionado refleja el volumen de separatistas, que dirían los otros, más alto de toda la historia de estudios de la misma institución, por encima del 20 por ciento, aunque muy por debajo (el 47) de otra encuesta reciente de La Vanguardia, donde superaban ya a los federalistas o partidarios de otras fórmulas de permanencia en el Estado.

Laporta ya ha empezado a concretar su opción y se le han unido los promotores de las consultas populares sobre la independencia procedentes de CiU (Alfons López Tena) y d"Esquerra (Uriel Bertran). Falta saber qué hará el otro sector, que empezó a organizar antes el ex alcalde de Puigcerdà y es conseller de Maragall, Joan Carretero. El ex presidente del Barça aseguraba haber recibido 14.000 apoyos en Red, y las firmas a su favor de centenar y medio de intelectuales catalanes. Pero no es menos cierto que en la otra presidencia mostró gestos y comportamientos poco presentables, rayando el despotismo.

No falta mucho para la confirmación de la fecha de unos comicios que se presentan apasionantes. Los plazos normativos obligarían a Montilla a convocarlos a finales de agosto. Sin reiniciar curso. Como le han pedido no sólo CiU, sino sus socios republicanos. Y con una renovación de equipo que, según lo anunciado en los papeles, expulsaría de la foto a los más catalanistas: los consellers Antoni i Castells, Montserrat Tura y Ernest, Maragall txiki, juntamente con la ex alcaldesa de Santa Coloma, Manuela de Madre. Por si quedaban dudas sobre los posibilidad de distanciamiento del Partit dels Socialistas de Catalunya (PSC) respecto de su central, PSOE.