TRES años de gobierno a sus espaldas y uno más por delante. Patxi Lazcoz cumple esta próximo miércoles su tercer aniversario al frente del Ayuntamiento de Vitoria, el mismo día en que arranca el debate sobre el estado de la ciudad: es hora, por tanto de hacer balance y de apretar el acelerador en los proyectos que van a dibujar la Gasteiz del futuro. Sabe el primer edil que tiene ante sí una ciudad con más de un 11% de paro, una deuda acumulada de 121 millones de euros, los comedores sociales desbordados y demasiadas familias al borde de la pobreza: es decir, lleva el mando de una capital que está sufriendo las consecuencias de la crisis financiera, como todas las ciudades que la rodean, como todo el Estado, y eso también puede acabar pasándole factura, amén de una serie de problemas enquistados, como la estación intermodal y el fracaso de la ampliación del tranvía en Abetxuko. Lazcoz tendrá que convencer a la ciudadanía de que su deseo de dinamizar la participación vecinal, desvirtuada, por ejemplo, en el proceso de la terminal de autobús en Arriaga, es verdadero, que está dispuesto a dotar de todos los servicios a los barrios en expansión (basuras, limpieza, Policía Local...) y que atenderá a los vecinos en el diseño del nuevo Plan General, que prevé la expansión de la ciudad hacia adentro, aprovechando los grandes espacios de Salburua y Zabalgana, siempre que dicha expansión no suponga un recorte en las infraestructuras previstas en esos solares. También deberá convencer a los ciudadanos de la necesidad de dotar a Vitoria de un complejo cultural como el previsto en la plaza de Euskaltzaindia, a pesar de la crisis, e insistir en la peatonalización de determinadas calles, una labor llena de espinas que, sin embargo, acaba cuajando en áreas comerciales como la de Sancho el Sabio. Eso sí, siempre podrá presumir de que fue el alcalde que por fin puso en marcha el soterramiento, el que consiguió dinamizar el Plan de Movilidad (tranvía, cambios en las líneas de Tuvisa, apuesta por la bicicleta...), el político que, en resumen, empezó a dibujar esa Vitoria del futuro. Tiene un año más por delante para ganarse la confianza de los ciudadanos, y eso no se logra sólo poniendo una primera piedra aquí y otra allá, sino buscando el consenso político sin dejar de mirar lo que realmente necesitan sus vecinos.
- Multimedia
- Servicios
- Participación