En la Cumbre de Lisboa, la Unión Europea se fijó el objetivo de convertirse en "la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social". La participación de los trabajadores en el capital social de la empresa puede contribuir en gran medida a lograr este objetivo. Si se utiliza correctamente, no sólo puede favorecer la productividad, competitividad y rentabilidad de las empresas sino además fomentar el compromiso de los trabajadores, mejorar la calidad del trabajo y contribuir a una mayor cohesión social.
Los buenos resultados de los diferentes sistemas de participación financiera de los trabajadores adoptados en muchos países, han contribuido sin duda a que esta cuestión figure en la agenda política en el conjunto de la Unión Europea. Cada vez más empresas son conscientes de las posibilidades que ofrecen los sistemas de participación financiera de los trabajadores, en particular como elemento motivador de estos últimos, al equiparar sus intereses con los de los accionistas, pero también como factor de contratación y retención de personal. La participación de los trabajadores en los beneficios y resultados de las empresas se relaciona con una serie de ventajas para las organizaciones, los trabajadores y la economía en su conjunto.
Por otra parte, y ante problemas tales como el relevo generacional (...), la participación de los trabajadores en la empresa puede ser una estrategia para afrontar la sucesión y la continuidad de muchas de estas organizaciones (sólo el 13% de esos negocios se mantienen activos en la tercera generación). En momentos de crisis como la que se está viviendo en la actualidad, cualquier medida encaminada a que las empresas sigan siendo motor insustituible en la creación de riqueza y de empleo estable resulta no sólo conveniente sino ineludible. Favoreciendo el desarrollo y la continuidad de las empresas se conseguirá el progreso del territorio y se facilitará el mantenimiento de los centros de decisión de las organizaciones en nuestro territorio.
En el entorno que nos rodea existen tipos de empresas como las sociedades cooperativas y las sociedades laborales que cuentan con una importante experiencia en cuanto a la participación de los trabajadores, no sólo en la participación en el capital social de la empresa sino también en la toma de decisiones, en la gestión y en los resultados económicos.
Igualmente, otras formas jurídicas desarrolladas en otros países, como por ejemplo las Employee Stock Ownership Enterprises (ESOPs) de EEUU, constituyen una interesante referencia para facilitar la transformación de aquellas empresas que estén iniciando el camino de la participación de los trabajadores en el capital. (...)