Este mensaje evangélico nos envía el Papa Benedicto XVI a todos nosotros pecadores para que miremos a otro lado y no entremos a analizar el abuso de menores por parte de sus religiosos. Lo que sí está claro es que tenemos que soportar diariamente la cantidad de toneladas de piedras que nos lanzan sus obispos apellidados Martínez, Pérez, Cañizares, y un largo etcétera calificando a nuestros hijos de hijos del pecado, hijos ilegales, hijos irregulares, hijos bastardos. A cambio, nosotros somos respetuosos con sus hijos, personalmente me parece encantador que muchos curas tengan hijos y que los puedan atender como Dios manda. El vía crucis que tienen que pasar merecería otro comentario aparte por culpa de esa Iglesia institucional, jerárquica, poderosa, vaticana, romana, pero está claro que no por nosotros.

No consigo quitarme de la cabeza el mensaje evangélico del arzobispo de Granada, un tal Javier Martínez: "Matar a un niño indefenso y que lo haga su propia madre da a los varones la licencia, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer". Este comentario salvaje debe ser motivo de procesamiento como enaltecimiento del terrorismo. Pero este hombre seguirá predicando como si tal cosa. Lo de la excomunión es para nosotros.

Volviendo al tema de los abusos, ya se les advertía a los niños afectados que debían adoptar un silencio necesario bajo secreto de confesión, contando con el visto bueno de este Papa cuando era cardenal. He intentado no hacer daño a nadie, pero esto es una verdad, y la verdad es palabra de Dios. Si este comentario es leído por estos obispos ya habremos conseguido bastante. Por supuesto que esa Iglesia nada tiene que ver con la Iglesia misionera dedicada a los pobres y niños abandonados, donde se llevan la palma las benditas monjas de la caridad.