el Senado consumó ayer la protección jurídica del autogobierno fiscal vasco y, aunque la normativa foral sí podrá ser impugnable ante el Tribunal Constitucional, el ansiado blindaje del Concierto Económico, tan vilipendiado por otras comunidades autónomas, dejará al menos de ser objeto de la reiterada guerra judicial en la vía contencioso-administrativa a la que ha sido sometido durante las últimas décadas. La incomprensión en el mejor de los casos y, las más de las veces, la abierta beligerancia hacia la autonomía fiscal vasca desde el montaraz centralismo -tan arraigado en la cultura de la clase política española- ha venido alimentando un sistemático cuestionamiento de la figura del Concierto Económico Vasco, hasta tal punto de que ha tenido la virtud de aunar en Euskadi a nacionalistas, socialistas y populares, aunque con abiertas contradicciones entre estos últimos. De hecho, los senadores vascos del PP, Ramón Rabanera y Juana Iturmendi, tuvieron que ausentarse de la votación en un complicado equilibrio de lealtades para no contradecir su sincera convicción foralista y, a la vez, no romper la disciplina de su partido, al que tampoco han querido desafiar. La sesión parlamentaria de ayer escenificó un importante respaldo político y simbólico, aunque el proceso hacia el el blindaje del Concierto no ha sido precisamente un camino de rosas, sino todo lo contrario. A la interiorizada belicosidad que desde todos los colores políticos se ha alimentado históricamente en Madrid con el falso y torticero argumento de arremeter contra los privilegios a los vascos, se ha sumado la cerrazón de la derecha -dejando en mal lugar al PP vasco-, pero también las serias dificultades que los socialistas vascos han tenido para convencer a sus compañeros españoles de la necesidad de amparar el autogobierno fiscal, entre otras razones para no dejar en evidencia al PSE en Euskadi. La posición del lehendakari Patxi López llegó incluso a ser afeada por sus propios correligionarios en el Congreso de los Diputados y, al final, las apreturas parlamentarias de Zapatero para aprobar los Presupuestos han resultado casi determinantes. Bienvenido sea, no obstante, el blindaje jurídico, aunque la defensa de la especificidad fiscal vasca requiere aún mucha pedagogía política.
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