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Hilario RodeiroMúsico de jazz

"Cruzo los dedos para poder seguir haciendo música al margen del jazz”

El batería y compositor gallego afincado en Euskadi ha publicado Pausa, un aclamado disco que evoca la calma interior e inspira su actual gira por distintas ciudades

"Cruzo los dedos para poder seguir haciendo música al margen del jazz”Elssie Ansareo

Hilario Rodeiro (44 años) vive en Andoain, tan cerca, y al mismo tiempo, tan alejado de Donostia. El prolífico músico, compositor, productor y batería de jazz de origen gallego no conoce con exactitud el número de discos en los que ha participado hasta la fecha. “Seguramente estaré cerca de los 40. Cosas de todo tipo, desde bandas de música populares hasta pop e improvisación libre. Todavía muy lejos de Paul Motian o Bernard Purdie, que tienen varios cientos de grabaciones”, afirma con humildad Rodeiro, un ejemplo de artista estajanovista que el año pasado publicó en formato de quinteto el álbum Pausa en los estudios Pottoko de Beasain. Este trabajo, compuesto por 10 temas que apelan “a la calma interior”, ha sido aclamado dentro y fuera de nuestras fronteras. “Hay piezas inspiradas en los colores del cielo en Andoain, del silencio del Leitzaran, y sobre muchos momentos vividos aquí. También hay algo de Donostia en este disco”, confiesa Rodeiro, que desde hace dos décadas vive en Euskadi. “(La canción) Pausa para un paseo pola tarde la escribí como una loa al tiempo libre, al paseo que hago a menudo cruzando sus playas”, afirma. La gira de presentación del álbum continúa a lo largo de 2025: la próxima fecha será el 25 de mayo en Getxo (Andrés Isasi Musika Eskola). 

¿Su fecundidad artística se debe a su talento musical, a que no puede estarse quieto o a una mezcla de ambas? 

-Me veo a mí mismo como un músico del montón, en la media, y para nada especialmente talentoso. Me gusta mucho aprender y me encanta verme envuelto en situaciones nuevas. La sensación de abandonar la zona de confort me resulta siempre estimulante. Los que me conocen saben que soy incapaz de estarme quieto y siempre estoy con algo nuevo. Para mí, la música lo es todo y me esfuerzo por trabajar mucho cada día. Dedico mucho tiempo a la parte creativa de mi trabajo y ello va dando sus frutos.

Muchos de sus proyectos se han venido desarrollando en los últimos cinco años. El parón por el coronavirus golpeó duramente al sector musical, aunque, visto con cierta perspectiva, ¿también fue aquel un momento de explosión creativa? 

-Ese momento me hizo reflexionar mucho. Componer y tocar la guitarra o el piano en casa me mantenían centrado y decidí apartarme un poco de la docencia musical, procurar dedicar menos horas a impartir clase y más tiempo a mi parte creativa. Cada año he apostado más por mi propia carrera artística y, afortunadamente, se ha ido notando. 

Sorprende el eclecticismo de los proyectos en los que se ha involucrado: el pop para todos los públicos de Izaro, el neosoul de Arima Soul, el saxofonista y músico de jazz Jorge Viejo… ¿Ha rechazado colaborar con artistas o estilos que no son de su agrado? ¿Tiene líneas rojas?

"A la música hay que tratarla con mimo”

-Si la música está hecha con cariño siempre me animo a participar y ver qué sucede. Durante mucho tiempo perseguí no encasillarme y aquello empujó a que pasasen cosas de todo tipo. Cruzo los dedos para poder seguir haciendo músicas al margen del jazz, y abrirme a otros estilos me enriquece mucho en lo personal y lo artístico. Por supuesto que tengo algunas líneas rojas. Tienen que ver con ciertas actitudes hacia la música y hacia sus músicos que no van conmigo, soy fiel a mis principios y no todo vale. El pianista Satxa Soriazu comentó una vez algo así como: “Si quieres que la música te trate bien, entonces no la maltrates”. Me lo quedé como una especie de eslogan. Cuando me noto cierta resistencia a coger la batería y salir a tocar o a ensayar, es el momento de plantearse probar un cambio. A la música hay que tratarla con mimo.

¿Su nuevo disco es, como se ha dicho, “un alegato a la calma interior, al silencio interno y una propuesta para salirnos de lo habitual”?

-Sin duda. Compuse las piezas desde el silencio, comenzando cada mañana una especie de ritual personal para componer, escuchándome mucho y buscando sensaciones con cada nota. No fue sencillo, pero llenó de emoción cada frase, cada melodía. Para mí, la composición es un bálsamo e intento mantener la rutina de componer algo cada día. Así se van reflejando en el papel mis preocupaciones y mis metas. Quiero disfrutar del tiempo, de estar más con mi pareja, aprovechar los días. Sobre la idea de salirnos de lo habitual, creo que tiene que ver con que Pausa no es un disco de jazz al uso, no es el típico disco con la formación típica, creo que es otra cosa.

Sobre el fin del Altxerri y la maltrecha escena local 


El cierre del club Altxerri en diciembre de 2023 dejó huérfanos a muchos aficionados al jazz y otros estilos en Donostia. Durante cuatro décadas, aquella coqueta planta baja en la calle Reina Regente, en pleno centro, fue uno de los faros de la música en directo de la ciudad. En la última etapa del Altxerri, Hilario Rodeiro coordinaba los miércoles por la noche las jam session del local. Cuando trascendió la noticia de que iba a echar la persiana, Rodeiro creó una cuenta en Instagram llamada @jazz_x_donosti que funciona como agenda jazzística. 


Año y medio después del adiós del Altxerri, este músico hiperactivo lamenta que “aún no haya tenido relevo”. “Las jam session se han extendido a otros locales en Benta Berri, y hay algún que otro concierto esporádico, pero la programación regular con conciertos de buenos artistas del jazz nacional ya no tiene espacios en la ciudad”, cuenta. “La sala club del teatro Victoria Eugenia sí que trae, de vez en cuando, a grandes artistas internacionales y, con suerte, alguna casa de cultura programa un concierto del género al año”. Un exiguo balance para una ciudad que todos los años saca pecho con el Jazzaldia. Según Rodeiro, es como si el jazz en Donostia fuera un paciente herido en la planta de un hospital.

"Paso de las olas de las modas”

El álbum ha recibido halagos en Euskadi y Galicia, pero también en medios internacionales. ¿Ese lenguaje atípico del que habla le ha servido para que llegue a distintos lugares del mundo?

-Aquí y en Galicia es donde más cariño he notado y no me esperaba que se interesasen tanto en los medios internacionales del género. Han reconocido una marca personal en mi forma de escribir y han elogiado aquello vasco y gallego de lo que no me puedo desprender. Supongo que la parte cercana al folclore ha sido lo que ha conseguido llamar su atención. No sigo academicismos ni procuro estar a la última en el lenguaje de mi música, esas olas ya las dejo pasar. Con ello en mente, me puedo permitir tener más libertad.

Compone música electrónica experimental bajo los seudónimos Anosmic y TnuK. ¿Comparte una visión abierta e iconoclasta al estilo de otros artistas jazz como el saxofonista Steve Lehman? 

-En mi caso, la música electrónica y el jazz han funcionado como partes independientes. Hasta ahora no he conseguido mezclarlas de una forma que me encuentre cómodo, pero sí que es una de mis próximas metas. Anosmic y TnuK aparecieron como una extensión de mi parte más experimental, me fascina la improvisación libre y en mi etapa en Barcelona me centré mucho en practicarla desde la electrónica. Cuando volví a Gipuzkoa, la danza contemporánea se cruzó en mi camino y ha ido planteándome retos nuevos cada cierto tiempo. He creado música que ni yo mismo me imaginaba que podría llegar a hacer. La mayoría de la música que produzco como Anosmic son encargos que llegan con cierto afán de investigación y experimentación. Es otro planteamiento totalmente distinto y los resultados son siempre curiosos y diferentes. Cada nueva pieza es un descubrimiento.

Hace poco escribió en su cuenta de Instagram que tenía “infinitas ganas” de repetir una nueva grabación con su quinteto de jazz. ¿Habrá pronto una segunda parte de Pausa?

-Con Pausa, salí del estudio convencido de que habíamos encontrado algo distinto y me sentí muy arropado por mis compañeros, disfrutamos al 100% del proceso. En las semanas siguientes no me resistí a comenzar a componer un nuevo repertorio, grabar también es muy liberador. Habrá segunda parte, sin duda, aunque no podrá ser tan pronto como me gustaría. No es sencillo financiar estas grabaciones y soy más prolífico componiendo que lo que mi cartera podría soportar. Soy creador militante y cumplo con mi parte haciendo la mejor música que soy capaz.