Los antioxidantes son los encargados de neutralizar el exceso de radicales libres, unas células que pueden dañar a otras vecinas, envejeciéndolas y enfermándolas. Y aunque nuestro organismo cuenta con su propio sistema de antioxidantes, en ocasiones, no es suficiente y hay que ayudarle con la dieta.
Hay decenas de alimentos con antioxidantes. Estos son algunos:
* Fresas y arándanos. Contienen vitamina C y flavonoides (un fitonutriente). Para potenciarlos, tómalos en ensalada, con chocolate negro o yogur. También se pueden emplear para hacer vinagretas con ellos. No los calientes, ya que el calor afecta a la vitamina C y a los flavonoides.
* Crucíferas. Repollo, col… El brote joven del brócoli es 100 veces más antioxidante que la planta madura y la mayoría de las otras crucíferas.
* Zanahorias. Una ligera cocción aumenta sus betacarotenos, así que inclúyelas en guisos y salteados, o hazlas al vapor.
* Espinacas. Su contenido en antioxidantes es muy superior al del resto de verduras y ese beneficio no se pierde con el calor: altérnalas crudas, en potajes, en tortillas o como te apetezca.
* Uvas. Cómelas mejor con piel y semillas, ya que la mayoría de sus antioxidantes se encuentran en ellas.
* Frambuesa. Es un fruto rojo, como la mora, un eterio comestible. Se trata de una de las frutas más ricas en antioxidantes, especialmente en antocianina y ácido elágico, sustancia muy beneficiosa en la quimioprevención.
* Tomate. El licopeno, el antioxidante que les da su color, se asimila mejor frito gracias al calor y al aceite.
* Y además…. Incluye en la dieta diaria cereales, legumbres, frutos secos y también pescado azul.
* Infusiones y especias. Los especialistas en nutrición recuerdan no olvidarnos de tomar a diario infusiones y especias. Entre ellas, el té verde es muy antioxidante por sus catequinas, sustancias que se absorben mejor cuando el té no se mezcla con otros alimentos, pero que se potencian si le añades un poco de zumo de limón recién exprimido.
Por su parte, las especias también ayudan contra los radicales libres. Puedes espolvorear los desayunos, meriendas, batidos o infusiones con canela; añadir un poco de cúrcuma al final de los guisos, sin que llegue a hervir, o bien rallarla en fresco sobre los platos; y moler o rallar al momento pimienta negra o jengibre sobre distintas preparaciones.