Reconoce que le gusta trabajar en Estados Unidos, pero no se priva de hacer en España proyectos que le parecen atractivos y que están dentro de su estilo, como puede ser La novia gitana y La red púrpura, dos títulos de Carmen Mola que han pasado del papel a la pantalla.
PERSONAL
Edad: 44 años (11 de enero de 1978 ).
Lugar de nacimiento: Sevilla.
Trayectoria: Comenzó en 2005 con un cortometraje que en 2011 se convirtió en película, Carne de neón. Este título fue su pasaporte para entrar en el mercado audiovisual. Ha trabajado en muchas series de renombre: Penny Dreadful, Into the Badlands, Dirk gently’s holistic detective agency, The alienist, The strain y American gods entre otros títulos de cine y televisión. Ha estado al frente de La novia gitana, estrenada por Atresplayer Premium en septiembre.
¿La novia gitana supone su retorno definitivo a España?
Esto es como una canción de Gardel. Recuerdo que en una conversación con Guillermo del Toro le dije que no sabía si instalarme en Estados Unidos para hacer series y películas y él me dijo: Los americanos siempre quieren lo que no pueden tener. Es mejor que vayas eventualmente. Así que aquí estoy, tengo una pierna en cada uno de los lados del océano.
¿Dónde trabaja mejor?
En los dos sitios. Aquí me dan la libertad para contar una historia como La novia gitana y que la sienta mía, pero Estados Unidos me pasa lo mismo.
Pero habrá bastantes diferencias a la hora de enfocar un proyecto.
Depende de la serie y de los creadores, pero aquí también hay diferencias entre una serie y otra. Me gusta hacer una metáfora sobre lo que ocurre. Una serie como La novia gitana u otro de mis proyectos, Adiós, son como unas criaturas a las que das a luz. Tienes que mimarlas, cuidarlas, limpiarlas... Y luego, cuando la prensa ve estos trabajos y no gustan, te rompen el corazón. Pero cuando te invitan a participar en el rodaje de The walking dead, The alienist o de Penny Dreadful de repente te conviertes en el tío que lleva a sus sobrinos al parque de atracciones.
¿Así que disfruta más de los trabajos estadounidenses?
No, te equivocas. Disfruto de las dos experiencias, aunque es cierto que tengo distintos sentimientos. Es verdad que allí hay más grúas, más toboganes para jugar. En definitiva, tienes más elementos con los que jugar. Pero lo que de verdad me gustaría es seguir perteneciendo a los dos mundos. Es muy enriquecedor trabajar en distintos lugares. Sientes que el aprendizaje es mucho más intenso. Quiero seguir así todo el tiempo que pueda.
Supongo que usted si había leído los tres libros de la trilogía de Carmen Mola.
Pero no antes de que me encargaran el proyecto de rodar el primero de los libros, el de La novia gitana. Yo estaba en Los Ángeles trabajando y me enviaron un libro y me dijeron que querían hacer una serie. Vi que el título era muy bonito, La novia gitana.
¿Le gustó la historia?
Vi en él características de los thrillers americanos, pero la historia estaba firmemente enraizada en un ambiente típicamente español. Además, todo lo que tuviera que ver con la cultura gitana era un aliciente para explorar más allá de lo que hice en Adiós.
¿No le pareció demasiado gore el argumento de esta historia?
Sí, pero si se hace con elegancia el resultado es muy atractivo. Ya sé por dónde vas, que si gusanos, que si sangre, que si taladros... Pero todo eso se ve en la serie porque está en la historia del libro. ¿Es fuerte? Sí. Pero todos tenemos ese lado malsano en el que no gustan ciertas cosas. Igual que estaban los cavernícolas en las cuevas frente al fuego contando un montón de historias, nosotros tenemos que saber qué pasa si estamos en una situación de peligro sin pasar por un peligro real.
¿Para eso sirven este tipo de series?
Exacto. Puedes pasar por esa experiencia y pensar: ¿Qué pasaría si mataran a mi hija? ¿Qué haría yo con tal de encontrar al asesino? Pensamos en esto, nos ponemos en la situación, pero sin pagar el precio. Creo que la violencia en esta serie está hecha con elegancia.
"En el cine, el terror y la belleza pueden ir de la mano”
Muy elegante no me parece meter gusanos en el cerebro...
Hay formas y formas de contarlo. Es una cosa que descubrí haciendo Penny Dreadful, una serie que disfruté muchísimo.
¿La disfrutó porque era muy sangrienta?
Ja, ja, ja... Es cierto. Había muchas escenas llenas de sangre y también tenía mucha oscuridad. Era como un cuadro pictórico para hablar del horror desde la belleza.
¿Desde la belleza? Si usted lo dice...
Es una estética que atrae para contar determinadas historias, y el terror y la belleza pueden ir de la mano.
Al final esta trilogía se ha convertido en tetralogía. ¿Cree que se van a poder hacer los cuatro libros como series?
Uno más ya está asegurado, Atresmedia ya ha confirmado el segundo, La red púrpura. Es lo que hay de momento, y estoy muy emocionado con llevarla a cabo. Que se hagan más va a depender de las audiencias. Ojalá se conviertan en La casa de papel y se lleven todas a la tele.
Siempre se habla de la internalización de las series. ¿Cree que un tema tan local como La novia gitana puede interesar en mercados de Estados Unidos, Gran Bretaña u otros países?
Totalmente. Me interesan y suelo ver películas coreanas o de otros países que tienen una cultura muy propia. Si te das cuenta, muchas de las películas que ganan los Oscar son muy localistas. Muchas están hechas sobre el sur de Corea, Japón, el sur de Francia, Sicilia... Cuanto más local y más específico, más interés genera.
¿Por qué se sintió tan identificado desde el principio con esta historia?
Siempre te llaman las historias que te llevan a lugares cercanos a tus orígenes. Yo vengo de un barrio sevillano que está al lado del de las 3.000 viviendas, y desde niño he jugado con gente de etnia gitana. Cuando represento este mundo en el cine o en la televisión siento que formo parte de él.
Trabajar en Estados Unidos no tiene que ser fácil. ¿Cómo le surgió la oportunidad?
Hice una película que se tituló Carne de neón, que partía de un cortometraje que había hecho anteriormente.
Por cierto, también muy gore. Le va la marcha.
Ja, ja, ja... En el cine y la televisión me gustan las emociones fuertes. Siempre he pensado que yo iba al cine para sentir emociones.
"Me gusta contar la violencia, pero con elegancia”
Y las sentimentales y románticas no son lo suyo, ¿no?
A la hora de hacer cine o televisión, no. El caso es que hice Carne de neón y esa película fue al festival de cine de Tribeca y allí me plantearon si quería hacer películas en Hollywood.
¿El idioma?
No es problema. Además, como canté en el metro durante tiempo tengo muy buen acento inglés.
Destaque algo de La novia gitana.
La verdad, la naturalidad y contar una historia con grietas. Esta historia tiene una paleta de colores, entre comillas, en decadencia eterna: el color blanco siempre es el vestido de la novia y el color rojo es de la sangre. He sido muy lorquiano en ese sentido. Es una serie que está hecha desde el corazón, no es impostada ni falsa.
Damos mucho valor a los productos audiovisuales estadounidenses y cuando surge aquí un proyecto solemos decir que parece americano.
Tenemos esa tendencia, gente como Urbizu o de la Iglesia han roto muchos clichés. No es que parezca americana esa serie o esa película, es que detrás hay un trabajo. Puede haber determinado cine que no haya hecho su trabajo, pero aquí se hacen buenas producciones de cine y de televisión.