Miles de palestinos han abandonado ya sus hogares en el norte de Gaza tras el ultimátum de 24 horas dado por el Ejército israelí para que salieran inmediatamente de la zona en previsión de una posible ofensiva israelí por tierra contra el movimiento islamista palestino Hamás en la parte septentrional del enclave.

Medios palestinos como la agencia de noticias Maan han confirmado los desplazamientos en masa después de que Israel anunciara sus intenciones con el lanzamiento de octavillas por todo el norte del enclave, desde Beit Hanun hasta Ciudad de Gaza, y los 1,1 millones de personas que allí viven.

Gran parte de los desplazados se está repartiendo entre escuelas de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNRWA, y domicilios de familiares en núcleos urbanos de la zona sur, como Deir al Balá y Jan Yunis.

Fuentes locales han denunciado a la agencia oficial de noticias palestina Wafa bombardeos israelíes a lo largo de la carretera de Saladino, la principal vía de circulación de la Franja, que atraviesa de norte a sur el enclave, desde el paso de Erez hasta el paso de Rafá, y recorre sus principales localidades.

Los testigos de Wafa aseguraron que "varios ciudadanos" resultaron heridos como consecuencia del bombardeo dirigido a los desplazados.

Por otro lado, un portavoz de Hamás ha desmentido en las últimas horas a Fox News que sus fuerzas estén impidiendo a los civiles que abandonen sus hogares, tal y como denunciaron en un primer momento fuentes diplomáticas bajo condición de anonimato a la cadena estadounidense, al entender que es "técnicamente imposible" impedir el desplazamiento de los palestinos que quieran abandonar sus hogares.

Gobiernos que simpatizan con la causa palestina, como Turquía, así como ONG internacionales han condenado los llamamientos de Israel, ya que consideran no sólo que es inviable en términos logísticos sino que contraviene algunos de los principios más básicos del Derecho Internacional, hasta el punto de poder constituir crímenes de guerra.