Los oligarcas rusos Boris y Arkadi Rotenberg, amigos del presidente ruso, Vladímir Putin, desde la adolescencia y sancionados por Occidente desde 2014, lograron proteger su riqueza a través de un empresario y un exdiplomático rusos con vínculos con el príncipe Miguel de Kent, primo de la difunta reina Isabel II de Inglaterra.

Investigación internacional

Así consta en los llamados "documentos de los Rotenberg", una investigación del consorcio de periodistas OCCRTP en base a una filtración de más de 50.000 documentos y correos electrónicos de 2013 a 2020 que fueron obtenidos por el medio independiente ruso IStories y compartido por otros 15 medios de comunicación independientes.

Amigos de la adolescencia

Los dos hermanos, que crecieron en Leningrado, conocieron a Putin cuando tomaban juntos clases de artes marciales, y su relación perduró a medida que creció el poder del exagente del KGB y también cuando asumió la jefatura del Estado.

También creció su fortuna con lucrativos contratos que, aún estando sancionados por la anexión de Rusia de la península ucraniana de Crimea en 2014, les generó una riqueza combinada de unos 4.900 millones de dólares, según la revista Forbes.

Esa riqueza se debía proteger y en medio de las sanciones y vastos bienes en el extranjero en riesgo, los hermanos trataron de alejar su patrimonio de los reguladores occidentales.

Sortear las sanciones

Los documentos filtrados revelan que una figura fue central a la hora de ayudar a los hermanos Rotenberg a poner a salvo su fortuna.

Se trataría del empresario moscovita Maxim Víktorov, de 50 años, cuya empresa rusa y su bufete jurídico desempeñaron un papel esencial en el plan de salvar las inversiones de los dos sancionados, como sus acciones en el estadio Helsinki Halli.

Movimientos "de ajedrez"

La familia Rotenberg usó diferentes técnicas para mover su patrimonio "como piezas de ajedrez" por el mundo, abrir cuentas bancarias justo cuando otras se cerraron y estructuras de propiedad que se transforman en respuesta a nuevas sanciones o preguntas de los reguladores señala la investigación.

Víktorov utilizó proveedores de servicios corporativos de confianza para trasladar las empresas de los Rotenberg a "jurisdicciones menos exigentes" desde las Islas Vírgenes a Chipre.

En Rusia, su empresa Evocorp Management administró algunos activos de los hermanos después de que fueran puestos bajo el control de fondos de inversión ultrasecretos que él presentó como propios, indica la investigación.

En el exterior aparece la empresa ILS Legal Services, registrada en Panamá, que habría trabajado con Víktorov.

El guardaespaldas y una joven esteticien

El archivo filtrado revela además cómo varios terceros, incluido un hombre que se dice que fue el antiguo guardaespaldas de Boris Rotenberg y una especialista en estética y belleza letona de 36 años "que parece ser la pareja romántica secreta de Arkadi Rotenberg, asumieron la propiedad de algunos de los activos valiosos de los hermanos".

Víktorov dijo que ni él ni ninguna de sus empresas habían violado ninguna ley, y describió la investigación de "errónea".

Hombres del KGB

Víktorov trabajo en el KGB en los años 1990. Posteriormente, comenzó a prestar servicios jurídicos a empresarios y funcionarios. En 2012, se convirtió en asesor del ministro de Defensa. Para aquel entonces ya conocía al entorno de Putin.

En su trabajo para los Rotenberg, Víktorov a menudo recurría a sus contactos extranjeros.

Accionista de una tecnológica británica

En 2018, el Fondo de Programas de Inversión de Víktorov se convirtió en accionista de la tecnológica británica RemitRadar, donde también tenían participaciones el empresario Serguéi Márkov, un exdiplomático soviético, y el príncipe Miguel de Kent, sobrino nieto del emperador ruso Nicolás II y que actuó como "embajador" de la firma, según la investigación.

El príncipe "se distanció de sus vínculos con el régimen de Putin tras la invasión de Ucrania", pero todavía está ligado a RemitRadar, según el consorcio.

Márkov se desempeñó como director en la fundación benéfica del príncipe y en varias empresas en las que tenía participaciones, y, según la investigación, contrató a abogados junto a Víktorov para tratar de descongelar los activos de los Rotenberg.

El empresario negó ser un asociado de los dos hermanos.