Unos 3.000 residentes, entre ellos 33 niños, permanecen aún en la devastada ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania, escenario desde hace seis meses de los peores combates entre rusos y ucranianos.

Los civiles que tratan de sobrevivir en esta urbe de la región de Donetsk se niegan "rotundamente" a ser evacuados, indicó este jueves Pavlo Kyrylenko, gobernador regional, en declaraciones en el informativo conjunto que emiten las televisiones ucranianas,

Evacuación obligatoria de menores

A la vista de la situación y en medio de los constantes bombardeos que se producen en la zona, Kyrylenko explicó que se está llevando a cabo una "evacuación obligatoria" de todos los menores, según la agencia local Ukrinform.

“La evacuación no sólo afecta a Bajmut, sino a toda la línea del frente”, aclaró el gobernador. Según los datos de los que dispone, hace una semana aún quedaban 42 niños en la cercana población de Avdiivka y, a día de hoy, solo permanecen allí 13.

Kyrylenko agregó que en las tareas de evacuación de civiles, especialmente de menores, ha comenzado a participar un equipo policial que se denomina "Ángel Blanco".

"Los niños evacuados -detalló- son llevados a otras regiones, donde son ubicados en centros educativos de preescolar, internados, centros sanitarios... Por ejemplo, los niños de Bajmut son evacuados en su mayoría a la zona de Transcarpacia", en el oeste del país.

Este mecanismo de evacuación obligatoria fue aprobado el pasado 7 de marzo por el Gabinete de Ministros que preside Volodimir Zelenski.

Bajmut, devastada

Bajmut, que llegó a tener una población de unos 70.000 habitantes, soporta desde hace seis meses los combates más brutales entre rusos y ucranianos desde que se inició la invasión, en los que las pérdidas humanas se cuentan por miles en ambos bandos.

En la zona opera el grupo privado de mercenarios Wagner, una fuerza de asalto vinculada al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que ha incorporado a sus filas a centenares de presos de cárceles rusas a los que se les ha prometido la amnistía si se incorporaban al frente.

El control de la ciudad, ya totalmente destruida por los continuos bombardeos, se ha convertido en un objetivo prioritario para Kiev y Moscú, pese a que muchos analistas consideran que su importancia geoestratégica es relativa.