- Los militares de Ucrania acusaron ayer a Rusia de incumplir la tregua en la zona de la acería de Azovstal, el último reducto de la resistencia ucraniana en Mariúpol, y continuar el asalto de la planta, mientras Moscú negó haber reanudado la ofensiva contra la fábrica, donde aún se encuentran en torno a unos 200 civiles, según los últimos cálculos de Kiev. “Los rusos no respetan su promesa de tregua y no permiten la evacuación de civiles”, escribió en Telegram Sviatoslav Palamar, subcomandante del Regimiento Azov, que defiende la instalación siderúrgica.
El Ministerio de Defensa de Rusia prometió ayer abrir corredores humanitarios hasta mañana sábado para la evacuación de todos los civiles que se encuentren en Azovstal en la dirección que “ellos elijan”, en referencia a zonas controladas por fuerzas rusas o por el Gobierno de Kiev.
Palamar llamó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y a la comunidad internacional a “reaccionar de forma adecuada” y presionar a Rusia para que permita la evacuación de civiles y combatientes heridos que se encuentran en la planta. “Estos días funcionarán corredores para la salida de los civiles”, insistió ayer el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
La disposición de Rusia de garantizar la “salida segura” de los civiles de la acería fue expresada ayer también por el presidente ruso, Vladímir Putin, en una conversación con el primer ministro israelí, Naftali Bennet.
Hasta ahora, según los datos de la ONU, de Azovstal ha salido cerca de un centenar de civiles que se refugiaron en la planta durante el asedio ruso de la ciudad.
La mayoría de los rescatados se trasladó a Zaporiyia, a unos 220 kilómetros de Mariúpol y bajo control de las autoridades de Kiev, aunque unos pocos optaron por quedarse en la devastada urbe.
A la vez, la parte ucraniana aseguró que en Azovstal hay “fuertes combates” debido a la entrada de tropas rusas en territorio de la planta. “Nadie ha expulsado a nadie. Hay fuertes combates”, dijo a la televisión ucraniana Palamar.
Horas antes, el asesor presidencial Oleksiy Arestovich había comunicado que, según datos que se manejaban en ese momento, los rusos habían sido expulsados de Azovstal.
La noticia sobre la irrupción de los rusos en Azovstal, donde desde hace casi dos meses se atrincheran los últimos defensores de Mariúpol, se produjo el pasado miércoles.
Según Kiev, las fuerzas enemigas pudieron burlar las defensas ucranianas por culpa de “un traidor”, que, según el asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Antón Gerashchenko, es un antiguo trabajador de la planta que accedió a mostrar a los rusos “los túneles subterráneos” que llevan a la acería.
“Los rusos comenzaron a asaltar los túneles con ayuda de la información que recibieron de ese traidor (...) pero nuestros defensores siguen luchando”, escribió Gerashchenko en Facebook al mostrarse convencido de que la “hazaña” de los combatientes ucranianos en Mariúpol pasará a la historia.
Al comentar las informaciones sobre Azovstal, el Kremlin aseguró ayer que sus fuerzas siguen cumpliendo la orden del presidente de no asaltar la acería.
“La parte ucraniana, especialmente aquellos que se refugian en el territorio de la planta (de Azovstal), son bien conocidos por producir una gran cantidad de mentiras y falsificaciones de manera continua. Por lo tanto, la información que proviene de ellos debe filtrarse de la manera más exhaustiva”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa.
El representante del Kremlin insistió en que la orden de suspender el asalto de la acería sigue en pie, aunque subrayó que el bloqueo de la fábrica continúa.
Putin mandó el pasado 21 de abril a cancelar la toma por asalto de Azovstal, un territorio de 11 kilómetros cuadrados, para evitar bajas, pero ordenó a la vez bloquear la zona industrial de tal forma que “no salga ni una mosca”.
Rusia mantiene el control sobre el resto de Mariúpol, que ayer fue visitado por un alto cargo de la Administración Presidencial rusa.
Según Ucrania, Moscú pretende celebrar en la ciudad ucraniana el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, que se conmemora cada 9 de mayo y “difundir en la televisión rusa historias sobre la ‘alegría’ con la que los residentes locales han recibido a las tropas de ocupación rusas”.
Simultáneamente, las fuerzas ucranianas emprendieron una contraofensiva en las direcciones de Járkov e Izium, en el este de Ucrania. Así lo anunció ayer el jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, durante una conversación con el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, general Mark Milley, según el rotativo Ukrainskaya Pravda.
Según Zaluzhny, los rusos han concentrado ahora sus esfuerzos en la zona de la región de Lugansk, donde continúan “intensos combates” en cerca de localidades de Popasna, Kremennaya y Torskoe.
Zaporiyia
El ayuntamiento de la ciudad ucraniana de Zaporiyia, al sur del país, anunció ayer la imposición de un toque de queda del 8 al 10 de mayo, lo que implica la imposibilidad de salir a la calle el 9 de mayo, día en que se celebra la victoria soviética sobre la Alemania nazi.
La policía, el ejército y los combatientes de las unidades de defensa territorial serán responsables de supervisar su cumplimiento.
Donaciones
La Conferencia Internacional de Donantes para Ucrania ha servido para recaudar unos 6.500 millones de dólares (más de 6.100 millones de euros), anunció ayer el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, anfitrión de un foro en el que también participó de forma telemática el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. En abril, un primer encuentro sirvió para recaudar 9.900 millones de dólares para los refugiados.
Expulsión
Rusia anunció ayer la expulsión de siete diplomáticos daneses en respuesta a una medida similar adoptada por Copenhague el pasado 5 de abril contra 15 diplomáticos rusos destacados en Dinamarca. El embajador danés en Moscú, Carsten Sondergaard, fue citadoa la sede de la Cancillería rusa, donde se le presentó una “enérgica protesta” por la decisión de las autoridades danesas.