- Nacido en Barcelona, en 1970, el director del ICIP, liga el pacifismo con el realismo. “A la Historia nos remitimos”, afirma. Defiende que “las transformaciones sociales y políticas han sido más a través de la movilización no violenta que a través de las armas. Cree que “el ejemplo más claro del riesgo de armarnos con la lógica de si quieres la paz prepara la guerra era la carrera armamentista de la Guerra Fría, la de la disuasión que llevó a adquirir una ingente cantidad de armas nucleares”. Una lógica “perversa de “armarse más entre adversarios”.

Kristian Herbolzheimer subraya, pensando la futura posguerra en Ucrania”, que a partir de los años ochenta, frente a la estrategia de la disuasión, “se acabó imponiendo la de la seguridad compartida, que venía a decir, básicamente, que uno solo se podía sentir seguro si mi potencial adversario también se siente seguro”, lo que “obligaba por lo tanto a tener un diálogo y una interlocución permanente con el potencial adversario”. Esa, destaca, “no era una lógica pacifista ni de ir con lirios en la mano. Era finalmente la lógica realista que se impuso, de desarme y de desmilitarización paulatina”.

“Si estamos hoy ante el riesgo, por pequeño que sea, de una guerra nuclear, es porque no hemos cumplido con los propósitos de desnuclearizarnos y con las resoluciones de Naciones Unidas que llaman a la desnuclearización del mundo”. Para este especialista, el debate “que se va a abrir después de esta guerra es qué modelo de seguridad queremos tener en Europa”. Y como en la Guerra Fría dicho debate confrontará la disuasión con el modelo seguridad compartida, a su juicio, este último, “el más realista”.

Para Herbolzheimer “ahora mismo”, en la guerra en Ucrania toda decisión es mala. Estamos en el desastre total. Hagamos lo que hagamos en este momento serán malas soluciones”. Considera que “la responsabilidad de la situación actual es de Putin, y el riesgo de que volvamos a fortalecer la OTAN y la carrera armamentista es de Putin”.

“Yo no voy a condenar la resistencia armada de Ucrania”, dice este especialista. “Creo que es plenamente legítima. Lo que me angustia son las consecuencias que puede tener, porque lo que está anunciando Putin es que sus planes no se alteran con la resistencia, y lo que amenaza y previsiblemente traerá son más muertes y destrucción”.

Sobre esta cuestión, dice que a un Instituto de Paz no le toca decidir si hay que entregarlas o no. “En determinadas circunstancias son necesarias”, afirma. “Me remito sobretodo al asedio de Sarajevo como ejemplo más cercano y obvio. El cerco se rompió a partir de la intervención militar de la OTAN, y bienvenida fue”. Pero también recuerda que “dando armas para resistir a una invasión empezó la guerra en Afganistán, armando a los muyahidines, y luego pasó lo que pasó. Con lo cual, apelamos al sentido de responsabilidad”.

“Creo que la resistencia armada de Ucrania, es plenamente legítima, lo que me angustia son las consecuencias que tenga”