a ley de 2.741 páginas, que ahora pasa al Senado, es la culminación de meses de negociaciones bicamerales y bipartidistas entre demócratas y republicanos. Este es el primer año fiscal en el que el gasto discrecional no ha estado limitado por la Ley de Control Presupuestario de 2011. “Este acuerdo bipartidista nos ayudará a abordar muchos de los principales desafíos a los que nos enfrentamos en el país y en el extranjero”, aseguró la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría en el Senado, Charles E. Schumer.

Según el Comité de Asignaciones de la Cámara, la medida proporciona 730.000 millones de dólares para el año fiscal 2022 en fondos no relacionados con gastos de defensa y seguridad, un aumento de 46.000 millones con respecto al año anterior. Esto supone un aumento del 6,7%, el mayor en cuatro años. Una buena noticia. Pero el proyecto de ley adjudica 782.000 millones de dólares en defensa, un aumento de 42.000 millones, un 5.6% más que el año fiscal 2021.

La Cámara empleó un proceso conocido como “desagregar la cuestión”. Esto permite separar el presupuesto en dos, realizar dos votaciones y aprobar ambas partes por separado. Una vez aprobados, ambos capítulos se volverán a unir en un solo paquete antes de que la medida sea registrada y enviada al Senado. La primera parte, que fue respalda por 260 votos a favor y 171 en contra, incluía la gran mayoría de los proyectos de ley de gastos no relacionados con defensa. Esto incluye la Ley de Violencia contra la Mujer, el Programa Nacional de Seguro contra Inundaciones, la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas, fondos destinados a la lucha contra el fraude a las personas retiradas, y otras disposiciones relacionadas con la seguridad social, como extender Medicaid.

El paquete de medidas incluye asimismo 13.600 millones de dólares en materia de ayuda humanitaria para Ucrania.

La segunda votación incluyó los tres proyectos de ley de asignaciones a los que los demócratas progresistas a menudo se oponen: defensa, comercio y seguridad nacional. Este segundo capítulo de gastos incluye un suplemento de fondos para Ucrania, otros gastos en materia de inteligencia y seguridad y otros fondos destinados a promover las relaciones entre los Estados Unidos e Israel. Estas medidas relacionadas con el gasto de defensa y seguridad se han aprobado por 361 votos a favor y 69 en contra. Obviamente, el masivo apoyo republicano ha proporcionado a esta parte del paquete de gastos un margen más amplio que al de la parte relacionada con el gasto social.

Una vez más observamos cómo la guerra ha comenzado a pesar y a costar mucho más que la salud. De hecho, es posible que el proyecto de ley de ayuda en la lucha contra la covid-19 de 15.600 millones de dólares no reciba el apoyo republicano ya que ya no se “compensa” completamente con “rescisiones” de fondos de ayuda anteriores, incluidos los 7.000 millones de ayuda estatal y local a la lucha contra el virus. La medida proporcionaría 10.600 millones para que el Departamento de Salud y Servicios Humanos continúe invirtiendo en terapias y vacunas, y para sufragar la investigación.

Los otros 5.000 millones están destinados a que el Departamento de Estado aumente sus contribuciones a la iniciativa mundial de vacunación y brinde asistencia humanitaria relacionada con la pandemia a las poblaciones más vulnerables. La directora interina de la Oficina de Administración y Presupuesto, Shalanda D. Young, dejó en un comunicado que los 15.600 millones solo cubren necesidades inmediatas y que “pronto se necesitarán recursos adicionales para garantizar que tengamos suficientes tratamientos, vacunas y pruebas para el pueblo estadounidense y para prepararnos para cualquier variante futura”.

Los demócratas han votado abrumadoramente por la parte relacionada con las medidas sociales y de salud, mientras que los republicanos han presionado por un mayor gasto militar. Tal como señaló Kay Granger, republicana de Texas miembro del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes “el proyecto de ley proporciona a nuestro ejército y a nuestras tropas los recursos que necesitan desesperadamente”. Además, los republicanos han logrado “éxitos estratégicos” puntuales como restaurar la enmienda Hyde y otras políticas contra el aborto en el proyecto de ley. “Bajo ningún concepto se debe usar el dinero de los contribuyentes estadounidenses para matar a los no nacidos”, dijo el representante Harold Rogers, republicano por Kentucky. La presidenta de Asignaciones de la Cámara, Rosa DeLauro, demócrata de Connecticut, ha expresado su frustración por esta concesión, ya que se convierte en la primera presidenta de asignaciones desde 1977 en eliminarlo: “Entiendo que esta es una política ofensiva y discriminatoria que excluye a innumerables mujeres de la atención de salud reproductiva que han merecido durante más de 40 años”.

La Casa Blanca advirtió que los recortes de la ayuda contra la covid-19 tendrá consecuencias graves. “La capacidad de hacer pruebas disminuirá para marzo; para abril, el fondo para personas sin seguro, que ofrece cobertura de pruebas y tratamientos para decenas de millones de estadounidenses, se quedará sin dinero; y en mayo, se agotará el suministro de anticuerpos monoclonales”.

El Partido Republicano logró asimismo que el presupuesto para atajar el cambio climático se haya reducido drásticamente.

En resumen, el gasto de defensa y seguridad consiguió el apoyo del 67,5% del Congreso, mientras que la parte de gasto social y de salud justamente contó con un apoyo del 48,5%.

La representante Pramila Jayapal, demócrata de Washington, informó que algunos progresistas estaban molestos por el aumento de los fondos destinados a defensa descritos en la ley presupuestaria, los cuales exceden la solicitud inicial de la administración Biden. La representante Cori Bush, demócrata de Missouri, progresista, expresó “¿por qué podemos crear dinero nuevo para gastos de defensa, pero cuando se trata de invertir en nuestras comunidades, la única forma en que el Congreso puede hacer un trato es retirando ese dinero del Plan de Rescate Americano que salva las vidas de tantas personas en nuestras comunidades?... No podemos dar la espalda al progreso que este dinero pretende financiar”.

El líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, se apresuró a emitir una declaración respaldando la ley, exclamando que está “orgulloso” de las concesiones que el Partido Republicano arrancó a la mayoría demócrata. Para él esto es un juego, pero en todo esto solo hay un ganador: la guerra. Los humanos son un blanco fácil para un virus, tan solo necesitamos a un Vladimir Putin para configurar el juego.

Esto es solo el comienzo, en pocos meses los gastos en “defensa” se dispararán en todo el mundo en proporción directa a la reducción de los gastos en salud, y esto ocurre en medio de una pandemia mundial que ha causado más de 6 millones de muertes. El mejor de los escenarios posibles es que unos pocos se enriquezcan a costa de todos los demás, que no podemos sino perder en este entretenimiento tan típicamente humano. La peor escena es que esta escalada armamentística nos conduzca a una guerra termonuclear: Y el ser humano es lo suficientemente absurdo como para que esto sea posible.

El gasto de defensa y seguridad logró el apoyo del 67,5% del Congreso; la parte de gasto social y de salud solo obtuvo un 48,5%