- Una banda presidencial tejida por unas costureras “revolucionarias”, un desayuno con dirigentes vecinales antes de la ceremonia, un traje sin corbata, una víctima de la violencia policial como invitado especial y una mujer al volante del Ford Galaxie que le llevó por las calles de Santiago.
Así comenzó Chile cuna nueva era política, un cambio tanto en forma como en fondo liderado por el progresista Gabriel Boric, que ayer tomó posesión como el presidente más joven de la historia del país -tiene 36 años recién cumplidos- y el primero que no forma parte de los dos grandes bloques de centro que gobernaron desde el retorno a la democracia en 1990.
Gabriel Boric asumió la Presidencia de Chile en una solemne ceremonia en la ciudad costera de Valparaíso a la que acudieron parlamentarios de todos los partidos y un nutrida representación de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo.
En el Salón de Honor del Senado, el nuevo presidente de la cámara, el socialista Álvaro Elizalde, le impuso la banda presidencial a Boric.
Con una enorme sonrisa, que le acompañó desde que entró en la sala de honor y una emoción que no pudo contener, el líder progresista subió al estrado donde recibió un abrazo de su predecesor, saludó a los militares y representantes allí presentes y prestó juramento sin corbata.
“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí, prometo”, dijo Boric, en un gesto más de hombre procedente de la localidad austral de Magallanes, concienciado con la diversidad étnica y nacional e indígena de Chile.
Después, Boric firmó las distintas actas protocolarias y recibió de manos del presidente saliente, Sebastián Piñera, la piocha (estrella) de O’Higgins, símbolo del poder en Chile, que le prendió en una banda presidencial que Boric encargó coser a un sindicato de costureras salido del estallido social, las protestas populares que en 2019 incendiaron el país.
La banda le fue impuesta por el nuevo presidente del Senado, el socialista Álvaro Elizalde, que fue elegido apenas una hora antes de la ceremonia tras una agria discusión en la cámara.
Antes de la ceremonia, a la que Boric llegó de la mano de su pareja, Irina Karamanos, -ambos visiblemente llenos de emoción- el ya presidente de la República se tomó la fotografía oficial en el palacio de Cerro Castillo, una ocasión igualmente llena de símbolos en favor de sus líneas maestras de acción: ecologismo, feminismo, economía social y diversidad.
Antes de abandonar la sala y recorrer la calles de Valparaíso en coche descubierto rumbo a Viña del Mar, los nuevos ministros prometieron y jugaron su cargo en el Congreso ante la constante sonrisa de Boric, con la responsable de la cartera de Interior, la médica de 35 años Izkia Siches, como la primera y la primera mujer en ostentar este cargo.
“Vamos a dar lo mejor de nosotros mismos para estar a la altura de los desafíos que tenemos como país”, dijo el ya nuevo presidente. “Es difícil encontrar las palabras”, agregó Boric que agradeció también la presencia de periodistas. “Muchas gracias a la prensa que cumple la esencial labor de siempre: cuestionar al poder”, manifestó.
Para los expertos, el nuevo Gobierno supone el inicio de una nueva era política, puesto que Boric es el primer presidente que no forma parte de los dos grandes bloques de centro que gobernaron desde el retorno a la democracia en 1990 y es el más izquierdista desde Salvador Allende (1970-1973).
Homenaje. Entre las personalidades que fueron invitadas personalmente por el exlíder estudiantil a su toma de posesión estuvo Gustavo Gatica, el joven que quedó ciego tras recibir dos perdigones en la cara durante una protesta en noviembre de 2019. Gatica representa el respeto a los derechos humanos, que es uno de los ejes importantes de este gobierno y Boric quiso con ello recordar que él también viene de las movilizaciones sociales y que el motor del cambio que lidera fue el estallido social.