- Estados Unidos reiteró ayer su ayuda a Moldavia en dos frentes: uno inmediato, el de la atención a los miles de refugiados ucranianos que está acogiendo; y otro existencial, a la integridad territorial de un país que se siente amenazado por las tropas rusas presentes en la región separatista de Transnistria. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, hizo ayer escala en Moldavia en su viaje por Europa para insistir en su respaldo al Gobierno prooccidental de esta antigua república soviética.

“Nos estáis mostrando, y estáis mostrando al mundo, cómo las democracias pueden crecer, fortalecerse, y somos y seremos vuestro socio en eso”, dijo Blinken en Chisinau, la capital moldava. El país más pobre de Europa es uno de los protagonistas secundarios del ataque lanzado por Rusia contra Ucrania. Por los más de 1.200 kilómetros de su frontera con Ucrania han pasado ya más de 250.000 refugiados que huyen de la guerra.

Aunque la mayoría siguen rápidamente su camino hacia Rumanía, y de allí a otros países de la UE, la presidenta moldava, Maia Sandu, destacó que hasta 78.000 de ellos siguen en el país, lo que supone un 3 % de los 2,6 millones de habitantes. “Estados Unidos hará todo lo posible para ayudar a Moldavia con asistencia para los refugiados”, dijo Blinken, quien, como ya hizo ayer en Polonia, dijo que su Gobierno quiere destinar 2.700 millones de dólares a los países fronterizos de Ucrania.

Pero más allá del apoyo material e inmediato a Moldavia, cuya débil economía está muy afectada por la inflación, el precio de la energía y, ahora, por la guerra en Ucrania, Blinken insistió en respaldar la integridad territorial del país y su reciente petición de entrar en la Unión Europea. Blinken trasladó el “fuerte apoyo” de Washington a la soberanía y la integridad territorial” de Moldavia, un país que, recordó, tiene anclada la neutralidad en su Constitución. Esa neutralidad, que bloquea la entrada del país en la OTAN, fue también destacada por la presidenta Sandu.

Ese apoyo de Blinken es importante porque la invasión rusa a Ucrania ha hecho sonar las alarmas en Moldavia, cuya situación e historia tiene paralelismos con la de Ucrania. Las dos fueron hasta 1991 parte de la URSS. Las dos tienen ahora Gobiernos prooccidentales que han pedido entrar en la UE e insisten en alejarse de la influencia de Moscú. Al igual que Ucrania en el Donbás, Moldavia tiene en Transnistria una región separatista prorrusa y, en el que además, operan tropas de Moscú, con cerca de 2.000 soldados. Este enclave se rebeló en 1991 contra la salida de Moldavia de la Unión Soviética y es desde entonces un país de factoindependiente.

“En esta región, por supuesto, no hay posibilidad de que ahora nos sintamos realmente seguros, especialmente cuando vemos lo que está pasando en Ucrania”, señaló Sandu. Pese a no contar con el reconocimiento de ningún país, Transnistria sigue estando controlada por las autoridades rebeldes. Su Gobierno lanzó ayer una petición oficial de independencia de Moldavia tras la decisión de este país de solicitar su entrada en la Unión Europea.

Exrepública soviética. Moldavia fue parte de la URSS hasta su desintegración. La región de Transnistria, al este del país, se rebeló en 1991 contra la salida del país de la Unión Soviética.

Independencia de facto. Desde entonces, Transnistria opera como un territorio prácticamente independiente de Moldavia y cerca de 2.000 soldados rusos están allí para garantizar la influencia rusa en la región.

Asistencia. La guerra en Ucrania ha obligado a desalojar a cerca de 100.000 niños de orfanatos, ya que estos centros se han convertido en posibles objetivos sensibles de los ataques rusos, e Italia se prepara para acoger al mayor número posible gracias a una cadena de solidaridad que está permitiendo rescatarlos y llevarlos a los países limítrofes. Se trata de 98.000 menores que permanecían en 633 instituciones ucranianas, explicó Marco Griffini, presidente de Ai.Bi, una de las principales organizaciones italianas autorizadas a realizar adopciones internacionales. Se calcula que al menos 1,5 millones de personas han abandonado Ucrania en las dos últimas semanas en dirección a los países limítrofes.