- La escalada de la tensión en la frontera de Rusia y Ucrania parece no tener fin. El Kremlin respondía a las advertencias del presidente de EEUU, Joe Biden, sobre que una posible invasión de Ucrania sería un “desastre” para Rusia, con la movilización de más tropas en ejercicios a gran escala. Moscú mantiene la presión militar en la frontera con Ucrania con el despliegue de nuevas tropas en Bielorrusia y el anuncio de las mayores maniobras navales de su historia, en víspera de la nueva ronda de negociaciones que tendrá lugar hoy entre Moscú y Washington sobre la seguridad en Europa. Unidades de infantería de marina llegaron ayer con su armamento habitual y su equipamiento invernal a Minsk donde fueron recibidas “con pan y sal, y el sonido de una orquesta militar”, según informó el Ministerio de Defensa.
Moscú, que concentra más de cien mil soldados en la frontera ucraniana y podría “duplicar” esa cifra en “muy poco tiempo”, según Washington, mantiene que los ejercicios en su territorio o el de su aliado no son sinónimo de una escalada militar. Además de los soldados, todos procedentes de guarniciones de Siberia y el Lejano Oriente ruso, llegaron en tren a Bielorrusia tanques, vehículos blindados y camiones de transporte militar.
Algunas de esas unidades, según fuentes independientes, combatieron en el Donbás en 2014 y 2015 en las batallas que inclinaron la balanza en favor de las milicias prorrusas. Según el equipo de investigación Conflict Intelligence Team (CIT), dichas tropas se encontrarían ahora a unas pocas decenas de kilómetros de la frontera ucraniana.
En los ejercicios de las fuerzas de reacción rápida Determinación aliada-2022 en territorio bielorruso participan también una docena de cazas Su-35 y dos divisiones de sistemas antimisiles de largo alcance S-400.
Mientras, la Armada rusa anunció ayer maniobras a gran escala “en todas las zonas de responsabilidad de la flota” con la participación de más de 140 buques, 60 aviones y casi 10.000 soldados.
“La última vez que hubo unos ejercicios tan grandes fue en la época soviética”, dijo el almirante Víctor Kravchenko, comandante en jefe de la Armada rusa.
Los buques y aviones rusos se ejercitarán tanto en las aguas territoriales como en las internacionales, y también se llevarán a cabo maniobras separadas desde el mar Mediterráneo al del Norte y Ojotsk, al Océano Pacífico y la parte nororiental del Atlántico.
Al respecto, seis grandes buques de desembarco de las flotas rusas del Norte y el Báltico ya han partido desde el puerto de Baltisk (en el enclave ruso de Kaliningrado) rumbo al Mediterráneo.
La Casa Blanca respondió a estos movimientos rusos dando luz verde a las tres repúblicas bálticas, miembros de la OTAN y aliados de Ucrania, para que suministren a Kiev misiles antiblindaje y antiaéreos fabricados en EEUU, según el periódico estadounidense Politico. La Administración Biden también procederá en los próximos días al envío a Ucrania de misiles, municiones y otros equipos por valor de 200 millones de dólares.
“Desde hace varios días Reino Unido envía armamento a Ucrania en aviones de transporte militar de sus Fuerzas Aéreas. Ya es completamente evidente que se han realizado no menos de seis vuelos y cada avión puede transportar hasta 77,5 toneladas de carga, es decir, en torno a 460 toneladas de armamento”, denunció ayer la portavoz rusa de Exteriores, María Zajárova.
La diplomática rusa agregó que solo en los últimos meses Estados Unidos ha enviado a Ucrania 30 sistemas antitanque Javelin y 180 misiles. “En Ucrania ven esta ayuda como una carta blanca para llevar a cabo una operación militar en el Donbás. Instamos a los países occidentales a parar la agresiva campaña de información antirrusa, parar la militarización de Ucrania y de arrastrarla a la OTAN”, afirmó Zajárova.
En medio de esta acumulación de fuerzas, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo estadounidense, Antony Blinken, celebran hoy un encuentro en Ginebra para tratar de rebajar la alta tensión que se vive en torno a Ucrania.
El Kremlin ha repetido una y otra vez que tal invasión es impensable, pero la importante presencia de tropas rusas en la frontera ucraniana, ha acrecentado el nerviosismo de Estados Unidos y de la OTAN. Lo cierto es que las tensiones, que ya duran semanas, no se han reducido con los continuos contactos diplomáticos mantenidos este mes.
En el encuentro de hoy, segundo que celebran en Ginebra tras el diálogo estratégico del 10 de enero, Lavrov insistirá en que EEUU y la OTAN ofrezcan garantías de que Ucrania no será en un futuro miembro de la Alianza Atlántica. No obstante, el Kremlin está dispuesto a esperar hasta la próxima semana una respuesta a esta demanda, “El tiempo importa. Hemos dicho que esperamos recibir esto (la respuesta estadounidense y de la OTAN) en días próximos, no tiene que ser obligatoriamente mañana (por hoy)”, afirmó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su habitual rueda de prensa diaria. Además, Peskov no descartó la posibilidad de que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, sostenga una conversación telefónica con su homólogo estadounidense, Joe Biden, después de que Moscú reciba las respuestas solicitadas.
Sin embargo, Blinken aseguró el miércoles que no entregará hoy ninguna respuesta por escrito sobre las garantías de seguridad que exige Rusia, Una posibilidad que el propio presidente estadounidense, Joe Biden, descartó ayer en su totalidad.