- Estado de bienestar, feminismo y ambientalismo o zanjas antiinmigración, familia tradicional y neoliberalismo. Son los dos modelos antagónicos que competirán en Chile este domingo de la mano del exlíder estudiantil de izquierda Gabriel Boric y el abogado ultraderechista José Antonio Kast. El que fue durante décadas el país más estable de Latinoamérica decidirá si mirar a uno u otro lado, una disyuntiva que termina con 30 años de relativa calma y de alternancia política entre los dos bloques de centro que se repartieron el poder tras el fin de la dictadura militar en 1990.
Boric, de 35 años y líder del Frente Amplio, representa a la parte de la sociedad chilena que quiere “cambios profundos” y que participó en las masivas protestas por la igualdad de 2019, señaló a Efe María Cristina Escudero, politóloga de la Universidad de Chile. “Quiere mejores pensiones, educación, salud y pone mucho énfasis en el ambientalismo o el feminismo”, apuntó.
El caso de Kast es muy distinto: católico ferviente y padre de nueve hijos, el ultraderechista forma parte de un clan familiar que tuvo lazos políticos con la dictadura de Augusto Pinochet, un régimen con el que se ha mostrado complaciente en diversas ocasiones. “Él es más partidario de mantener el status quo y de poner los valores conservadores y la familia en el centro”, sostuvo por su parte Valentina Rosas, politóloga de la Universidad Católica. Es contrario al matrimonio igualitario, al aborto en cualquier circunstancia y propone cavar una zanja en la frontera para evitar el paso de migrantes, “algo que recuerda a Trump”, detalló.
Según los últimos sondeos, Boric es el favorito para sustituir a Sebastián Piñera en marzo de 2022, con entre 5 y 14 puntos de ventaja sobre su contendiente, pero los expertos alertan de que la elección está aún muy abierta y se definirá voto a voto.
En términos económicos, su principal diferencia tiene que ver con el rol de Estado, afirmó Eolo Díaz-Tendero, director del Observatorio de Transparencia de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH).
“Boric tiene una mirada que se vincula a la de una socialdemocracia europea, que busca que el Estado cubra ciertos derechos, mientras que Kast es partidario de preservar el actual modelo, muy marcado por el rol mínimo de lo público”, esgrimió.
El sistema chileno, que por herencia de la dictadura de Pinochet es marcadamente neoliberal y con servicios básicos privatizados, llevó a Chile a ser el país con más renta por cápita de Suramérica, aunque también lo dejó como el más desigual, según la base de datos independiente World Inequality Database (WID).
El director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, Francisco Castañeda, señaló a Efe que las propuestas de Kast son “más amigables con el mercado” porque proponen rebajas tributarias que se asemejan a las de Irlanda. “Boric, en cambio, propone aumentar la recaudación un 8% del PIB en ocho años y considera crear una banca de desarrollo o nuevas empresas estatales, lo que genera gran desconfianza entre el sector privado”, expresó.
Otro de los puntos clave será el devenir del proceso constituyente, que arrancó el pasado julio como vía política para amainar la crisis social de 2019. “Mientras que Boric tiene mucho más espíritu de cooperación, Kast es un escéptico del cambio constitucional y llegó incluso a votar en contra”, señaló a Efe el chileno Javier Sajuria, politólogo de la Queen Mary University of London.
Para el académico, el nuevo Gobierno tendrá un rol “fundamental” al ser el que estará a cargo de aspectos administrativos o presupuestarios, e incluso, podría llegar a condicionar el resultado del plebiscito de salida de 2022, en el que los chilenos deberán votar si finalmente aprueban o rechazan el texto. “El espíritu del próximo presidente será crucial para el andamiaje de las próximas décadas”, según Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos.