- El primer ministro de Sudán, Abdalá Hamdok, detenido ayer por un grupo de militares golpistas, ha mostrado durante su breve mandato su intención de reformar los cuerpos militares y de seguridad del país para terminar de desmantelar el régimen del exdictador Omar al Bashir.
Hamdok fue designado primer ministro de Sudán en agosto de 2019 por el Consejo Soberano, órgano de gobierno integrado por civiles y militares que tomó las riendas del país tras el derrocamiento de Omar al Bashir en abril de ese año.
Experto en economía, fue vicesecretario de la Comisión Económica de la ONU para África (UNECA) desde 2011 hasta 2018, y anteriormente ocupó otros puestos dentro de esta organización internacional. Al tomar el poder, Hamdok, desde el palacio presidencial de Jartum, aseguró que “el marco de su programa de transición sería el lema “Libertad, Paz y Justicia”, la consigna de la revolución “más grande de la historia moderna” en Sudán.
El poder en Sudán recae de momento en el general Abdel Fattah Burhan, de 60 años. A través de la televisión estatal, Al Burhan leyó nueve puntos que incluyen la declaración del estado de emergencia en todo el país. “Afirmamos que las Fuerzas Armadas continúan por el camino de la transición democrática hasta la entrega del liderazgo del país a un Gobierno civil elegido que alcance las aspiraciones” del pueblo sudanés, aseguró.
Además, prometió que mantendrán los objetivos establecidos que fijan la celebración de elecciones: “Trabajamos todos a partir de hoy hasta las elecciones generales en julio de 2023”, remachó el general. Hasta entonces, dijo que “un Gobierno de figuras nacionales independientes con una representación justa de todos los sudaneses” asumirá el poder.
Al Burhan justificó el golpe de Estado por el “conflicto” y “división” entre los componentes de los órganos de Gobierno transitorio, que representaban “un peligro inminente que amenazaba la seguridad de la patria y su unidad”.
Por ese motivo, afirmó que era necesario “corregir la trayectoria de la revolución”.