- La tragedia de Chernóbil el 26 de abril de 1986 marcó a toda una generación de ucranianos, que se vieron afectados profundamente por la mayor catástrofe nuclear de la historia, una huella que sienten especialmente aquellos nacidos en el año del desastre.
“Fui evacuada de Chernóbil cuando tenía solo dos semanas, pero el trauma me persiguió años después”, comentó Olga Zakrevska, que vivía en Prípiat, la localidad más cercana a la planta.
La sola palabra Chernóbil causa escalofríos en toda la región, ya que la vecina Bielorrusia y varias regiones rusas también se vieron muy afectadas por la nube radiactiva, pero nada comparable con lo que vivieron las familias de los que trabajaban en la central.
En los últimos años la zona de exclusión de Chernóbil, de unos 30 kilómetros alrededor de la central, atrajo a decenas de miles de turistas, en su mayoría extranjeros.
Desde 2015 el turismo se multiplicó, algo que puede corroborar Olena Gnes, que nació muy lejos de Chernóbil, concretamente en la región de Odesa, a orillas del mar Negro.
Poco sospechaba ella, después de que sus padres le dieran una cucharada de vino diariamente para protegerla de la radiación, que acabaría trabajando en Chernóbil.
Como habla inglés, en 2018 encontró trabajo como guía para turistas extranjeros. “Tenía dudas al principio. Pero, como el salario era bueno y el horario flexible, decidí probar”, señaló en su casa de Kiev ante la atenta mirada de sus dos hijos.
Como el coronavirus frenó el flujo de turistas, lanzó un blog en Youtube titulado What is Ukraine (¿Qué es Ucrania?) en el que realiza visitas virtuales a Chernóbil. “Chernóbil me cambió. Ahora entiendo que no es algo del pasado. Es un símbolo de esperanza y renacimiento. Mi misión ahora es que también lo sepan en el resto del mundo”, apuntó Olena, que espera volver a ejercer de guía en cuanto la pandemia amaine.
La explosión ocurrida en la madrugada del 26 de abril de 1986 en el cuarto reactor de la central de Chernóbil esparció hasta 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima.
Prípiat, la localidad habitada más cercana a la central en el momento de la catástrofe, existe ahora en limbo particular: una ciudad fantasma para los humanos; una posible reserva natural para los animales.
“Treinta y cinco años después, todavía estamos intentando comprender el alcance completo del impacto de Chernóbil en el mundo. Y con todo, en un sentido muy real, vivimos en un mundo definido por Chernóbil. Hay una verdad que es tan simple como aterradora: un accidente nuclear es un accidente nuclear, sea donde sea”, explicó la investigadora Mariana Budjeryn para el Boletín de Científicos Atómicos en su evaluación de la tragedia.
Todos estos resultados ponen de manifiesto que Chernóbil sigue siendo una realidad evidente. “Fue un evento nuclear a escala global antes de que el mundo fuera global”, apuntaron los expertos nucleares.
El presidente ucraniano transformará el lugar afectado. Zelenski planteó transformar el territorio afectado por el accidente nuclear en una zona de “renacimiento”, y enfatizó en que ese es el objetivo del Ejecutivo. También, aseguro que la “catástrofe” tuvo un “fuerte impacto” en su destino también, señaló que “lo más difícil” para él fue “tomar la decisión de que no abandonáramos estos territorios”. “Como persona y como presidente, estaba haciendo todo lo posible para convencerlos de que no podemos renunciar a estas hermosas tierras”, dijo y, además, el tiempo demostró que la decisión fue “acertada”. Así, prometió “hacer todo lo posible” para restaurar las áreas pobladas afectadas por Chernóbil. “La gente vivirá aquí y vivirá bien. Haremos todo lo posible para ello”, insistió en el encuentro por el aniversario.