- La líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, pidió ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU elecciones libres y una investigación internacional sobre los abusos contra manifestantes tras más de un mes de protestas, y ello pese al intento de Minsk y sus aliados de boicotear el debate de ayer.
El embajador bielorruso en Ginebra, Yury Ambrazevich, pidió al Consejo que no se emitiera el mensaje por videoconferencia de la opositora, refugiada en Lituania tras las elecciones del 9 de agosto, y sus protestas por el formato del debate fueron apoyadas por Rusia, China y Venezuela, lo que no impidió que éste continuara. “La situación en Bielorrusia exige atención internacional. Manifestantes pacíficos han sido detenidos ilegalmente, golpeados y violados, y algunos han sido hallados muertos”, denunció Tijanóvskaya.
La líder opositora en el exilio afirmó que entre las demandas de “la mayoría democrática de bielorrusos” está la de que su Gobierno autorice una misión internacional “para documentar las atrocidades del régimen”. También reclamó que Lukashenko permita la entrada en el país de la relatora de las Naciones Unidas para Bielorrusia (Anaïs Marin, quien también intervino ayer), el fin de la violencia contra los manifestantes y la liberación inmediata de prisioneros políticos. “Finalmente, exigimos elecciones libres y justas para que los ciudadanos de Bielorrusia puedan elegir su gobierno”, señaló la candidata, que en las elecciones de agosto consiguió, según el recuento oficial no reconocido por la oposición, el 10% de los sufragios.
La relatora de Naciones Unidas para Bielorrusia, en un mensaje que también fue interrumpido en varias ocasiones por delegaciones afines a Minsk, insistió en el carácter fraudulento de las elecciones de agosto y pidió mayor atención internacional a ese país para “no permitir que otro Telón de Acero caiga en Europa”. Recordó que varios candidatos de la oposición (entre ellos el esposo de Tijanóvskaya) fueron apeados por las autoridades de la liza electoral, a lo que se añadió un fraudulento recuento de votos que dio a Lukashenko, en el poder desde 1994, más del 80% de los sufragios, similar porcentaje al de las cinco presidenciales celebradas en las últimas tres décadas.
Marin denunció que más de 10.000 personas fueron detenidas en manifestaciones pacíficas tras las elecciones, y subrayó que “la policía usó excesivamente la fuerza para arrestar de forma indiscriminada a manifestantes, periodistas, personas que pasaban junto a las protestas, mujeres y niños”. En el debate intervino una de estas detenidas ahora en libertad, Ekaterina Novikova, quien denunció que fue arrestada en la noche del 10 de agosto, cuando se dirigía al supermercado, y ella y otros detenidos fueron golpeados y amenazados por efectivos policiales. La relatora aseguró que “durante esta ola de represión indiscriminada y brutal hemos recibido denuncias de más de 500 casos de tortura cometidos por agentes de las fuerzas de seguridad del Estado”.
El embajador bielorruso rechazó ante el consejo las “acusaciones sin fundamento” contra el Gobierno de Lukashenko, “dirigidas a socavar unas elecciones en las que el pueblo ya expresó su voluntad” mientras la oposición no reconoce su derrota. El diplomático tachó de “inaceptable” el debate en el Consejo de Derechos Humanos sobre la situación en su país -a petición de la Unión Europea-, que consideró una injerencia en los asuntos internos de su país, además de un diálogo en el que “se diseminó información sin pruebas”.