arcela Alemán se encadenó hace una semana en una silla de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Había ido a una reunión con la titular del organismo, Rosario Piedra Ibarra, para lograr avances en el caso de su hija, que sufrió abusos sexuales en la escuela infantil a la que acudía. “Estoy aquí porque a mi hija de cuatro años, las maestras la sacaban del colegio para estar en relaciones sexuales con adultos, con hombres y mujeres, estoy aquí porque a mi niña la utilizaron para pornografía infantil y me la dejaron muerta en vida. Mi niña intentó suicidarse a los cinco años”, relata Marcela desde el interior de la CNDH. Sin embargo, a pesar de que los culpables han sido identificados, todos están en libertad y, no solo eso, tienen amenazada a la familia de la víctima.
Pero aquel día, en la sede del organismo que debe velar por los derechos humanos de los mexicanos, Marcela no obtuvo respuestas. Lo único que le dijeron es que tenía que volver a San Luis Potosí, donde ocurrieron los hechos, a interponer otra denuncia. Otra más.
“Mi niña es una niña que merece ser defendida, pero no, el estado ha pisoteado sus derechos, han hecho con ella lo que han querido. ¡Ya basta!”, grita indignada. Marcela no está sola en la CNDH. Desde el principio ha estado acompañada por Yesenia Zamudio, dirigente de la colectiva Ni Una Menos, que lucha poner fin a la impunidad que rodea el asesinato, en la universidad, de su hija María de Jesús en 2016.
Desde hace un año, los feminicidios han aumentado, así como las protestas de los familiares de las víctimas por la impunidad que rodea los casos. El año pasado, se reportaron 2.825 asesinatos de mujeres en todo el país, de los que 1.006 casos fueron tipificados como feminicidios por las autoridades. Casos, la mayoría de ellos, que quedan en la impunidad.
Según un reporte de la ONG México Evalúa, los delitos sexuales contra las mujeres mayores de 18 años llegan muy rara vez a la justicia. De hecho, entre julio y diciembre de 2019, el 99,7% de los casos de violencia sexual contra mujeres mayores de edad no fueron denunciados.
Desde su inicio hace más de una semana, la toma de la CNDH ha ido creciendo y se ha convertido en una verdadera crisis para el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Ahora hay en el interior unas 50 personas entre niños, niñas, familiares de personas desaparecidas y chicas jóvenes de colectivos feministas. Yesenia Zamudio asegura que el organismo se ha convertido en un refugio para ellas, desamparadas e ignoradas por el Estado.
Erika Martínez se encuentra en el interior del edificio junto a su hija de diez años, quien sufrió abusos sexuales por parte del hermano de su padrastro. Vivían todos en la misma casa, así que tras la denuncia, ellas se quedaron sin vivienda. Han pasado tres años y no hay justicia, el presunto agresor sigue libre y Erika y su hija no tienen dónde vivir. Por eso, asegura que ambas se quedarán en la CNDH hasta que les den una solución. Fue justo la hija de Erika, ahora de 10 años, quien pintó sobre un cuadro del histórico Francisco I. Madero que estaba al interior de la Comisión, un acto que el presidente López Obrador consideró “vandalismo” y acusó a quien lo hubiera pintado de no conocer la historia o ser un conservador.
“Este cuadro, estas flores, estos labios pintados, se los pintó mi hija. Mi hija, una niña que a los 7 años fue abusada sexualmente. Entonces quiero decirle a ese presidente que cómo se indigna por este cuadro, ¿por qué no se indigna cuando abusaron de mi hija?”, gritó Erika. Yesenia Zamudio es de la misma opinión. “Es lamentable que un presidente que dice que gobierna para todos se preocupe más de un cuadro inerte que de la vida de una persona”.
Zamudio asegura que las razones que les han llevado a tomar la CNDH son “la falta de respuestas y tanta ineptitud y corrupción”. “Necesitamos gente eficiente y gente empática, personas que estén comprometidas a hacer ese trabajo y hacerlo de calidad. Nos trajo aquí la ineptitud y corrupción de diferentes secretarías y, principalmente, de derechos humanos, que deberían protegernos de tanta corrupción que hay en las fiscalías. Nos ha traído aquí la falta de respuestas, la falta de atención, tantas omisiones, tanta ineptitud, tanta corrupción. Hemos hecho de todo, plantones, huelgas de hambre, hemos marchado calladas, bailando y estamos hartas, ya no queremos promesas, tomamos sus oficinas, que se larguen”, proclama, señalando que la ruptura con el Gobierno de López Obrador “es total”. “No vamos a entregar las instalaciones hasta que no tengamos resultados concretos en cada uno de los casos”, concluyó Zamudio.
“Mi niña merece ser defendida, pero el estado ha pisoteado sus derechos”
Madre de víctima de violencia sexual
“Nos ha traído aquí la falta de respuestas, las omisiones, la ineptitud, la corrupción”
Dirigente de Ni Una Menos