Jerusalén - La ceremonia celebrada ayer en el Museo del Holocausto de Jerusalén en recuerdo de los 75 años de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau aunó un rotundo mensaje contra el antisemitismo y el extremismo, pero también tuvo un marcado tono político con alusiones a las sanciones contra Irán. El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, acusó a Teherán de ser el "principal impulsor de antisemitismo" y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se refirió implícitamente a Polonia, ausente en el acto, al decir que "los campos de la muerte no fueron manejados solo por los nazis sino también por sus secuaces".
El Quinto Foro Mundial del Holocausto honró ayer la memoria de los asesinados en el campo de exterminio nazi, liberado hace 75 años, y cuyo recuerdo fue el eje central de una jornada histórica para Israel, que reunió a más de 40 líderes mundiales.
Tras un emotivo discurso del presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, el primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, aprovechó la ocasión para solicitar al mundo que incremente la presión sobre Irán. "Estoy preocupado porque todavía no he visto un posicionamiento unificado y decisivo contra el régimen más antisemita del planeta, un régimen que busca abiertamente desarrollar armas nucleares y aniquilar al único Estado judío", señaló el mandatario.
Además, Netanyahu citó las lecciones del Holocausto para argumentar que "el pueblo judío aprendió a tomar en serio las amenazas de aquellos que quieren destruirlo", y advirtió que Israel hará "lo que tenga que hacer" para defenderse al tiempo que agradecía al presidente estadounidense, Donald Trump, por su firme postura contra Teherán.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, se sumó al llamamiento de Netanyahu, al enfatizar la necesidad de "tomar una postura fuerte" contra Irán, país al que describió como el "principal impulsor de antisemitismo" y "único Gobierno en el mundo que niega el Holocausto como política estatal".
POLONIA, PRESENTE EN AUSENCIA El costado político del evento se hizo presente desde mucho antes de la ceremonia, cuando se confirmó que Andrzej Duda, presidente de Polonia (donde se encuentra Auschwitz-Birkenau), se negó a asistir por no tener turno de palabra en el acto principal.
Esta decisión se dio en el marco de una disputa entre su país y Rusia en torno al rol de cada uno durante la Segunda Guerra Mundial, que fue implícitamente mencionada ayer por Putin, al señalar a "secuaces en varios países". Putín insistió además en que fue "el pueblo soviético fue quien puso fin a los planes terribles de los nazis" y enfatizó que no se debe olvidar "a los colaboradores", a los que tacho de "sinvergüenzas".
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, se presentó con la "carga histórica de la culpa" e hizo una fuerte autocrítica cuando describió recientes hechos de violencia contra judíos en su país, incluso mencionando explícitamente a la extrema derecha, que ha crecido en popularidad en Alemania en los últimos años. Además, consideró que el antisemitismo "aparece bajo el disfraz de crítica a la política de Israel".
Su homólogo francés, Emmanuel Macrón, también se mostró alarmado porque "la oscura sombra del antisemitismo está renaciendo" y aprovechó para enviar un mensaje de unidad a Europa, que dijo "debe mantenerse unida, nunca olvidar y jamás dividirse. Esa es también nuestra lección y nuestro aprendizaje".
LOS SUPERVIVIENTES, AL FINAL El encendido de una antorcha de la memoria fue una de las pocas intervenciones de supervivientes en una ceremonia que tuvo como protagonistas a los líderes mundiales, despertando incluso molestia entre algunos de los cerca de 200.000 supervivientes del Holocausto que viven en Israel y no pudieron asistir al evento.
Las ofrendas florales de los mandatarios, como el rey de España, Felipe VI, y el presidente argentino, Alberto Fernandez, seguidas por una oración fúnebre judía, un minuto de silencio y el himno israelí (Hatikvá) dieron por finalizado el histórico evento.