Moscú - La oposición rusa reanudó ayer las protestas antigubernamentales con un multitudinario mitin para demandar la liberación de los presos políticos, en particular de los activistas encarcelados en los últimos meses por participar en manifestaciones ilegales. Libertad para todos, era el lema más escuchado en el mitin que se celebró en la Avenida Sájarov de la capital rusa y que contaba con la autorización del Ayuntamiento.

Pese a la intensa lluvia, más de 20.000 personas acudieron a la llamada del Partido Libertario, el organizador del mitin, donde intervinieron los principales líderes opositores y cuatro de los jóvenes activistas liberados por las autoridades. “En mi lugar podía haber estado cualquiera de vosotros”, gritó uno de ellos. Tres semanas después de lograr el mejor resultado de su historia en las elecciones municipales en Moscú y San Petersburgo, la oposición más radical intentó así mantener viva la llama del movimiento que ha puesto en un aprieto al Kremlin por vez primera desde el retorno de Vladímir Putin a la Presidencia del país (2012). “En prisión te quitan el cinturón y hasta los cordones, pero no te pueden quitar la dignidad, la libertad y el honor”, aseguró desde la tribuna Alexéi Menialo, opositor que salió esta semana de la cárcel y cuyo lema El amor es más fuerte que el miedo se ha convertido en uno de los símbolos del movimiento de protesta.

La oposición extraparlamentaria, que comenzó las protestas en julio después de que muchos de sus candidatos no fueran registrados en las elecciones municipales, considera que las acusaciones presentadas contra sus activistas en el marco del ya conocido como Proceso de Moscú son “políticas” e “inventadas”.

Es el caso de Konstantín Kótov, condenado a cuatro años de cárcel por reincidencia en participar en protestas ilegales; de Kiril Zhúkov, que recibió tres años por quitarle el casco a un policía; Yevgueni Kovalenko, sentenciado a 3,5 años por lanzar un cubo de basura a un guardia nacional, o de Yegor Zhúkov, un estudiante universitario en arresto domiciliario tras ser acusado de extremismo. - Efe