buenos Aires - Argentina celebró ayer unas elecciones primarias cuyo resultado serán la radiografía de lo que electorado pretende para el futuro del país, sumido en recesión y altamente polarizado en materia política de cara a las elecciones presidenciales de octubre próximo. Unos 33,8 millones de argentinos acudían a las urnas para definir cuáles de las diez fórmulas presidenciales que se presentan en estas primarias quedan habilitadas para competir el 27 de octubre. Los comicios se desarrollaban hasta el cierre de esta edición con normalidad, ayudados por las buenas condiciones climáticas en la mayor parte del país.

A las 14.00 hora local (17.00 GMT) ya había votado el 42% del padrón así como los principales precandidatos presidenciales. Los sondeos han vaticinado un alto nivel de polarización entre el presidente argentino, Mauricio Macri, que aspira a la reelección, y el peronista Alberto Fernández, que acapararían ocho de cada diez votos y estarían en un escenario de paridad.

Los resultados de las primarias dirán finalmente quien arrancará hoy la carrera hacia octubre como el candidato más votado en las primarias, en las que los postulantes necesitan al menos el 1,5% de los votos para poder competir en los comicios presidenciales. “Hoy es muy importante lo que pase en esta elección. Es una elección que expresa muchas cosas hacia adentro y hacia afuera del país. Esta elección define los próximos 30 años de la historia de nuestro país”, afirmó Macri tras votar en una escuela del barrio capitalino de Palermo. A tono con una campaña donde el clima de polarización entre el oficialismo y la oposición peronista ha sido excluyente, el jefe de Estado dijo que hay argentinos que quieren “continuar esta reforma, este cambio profundo que está viviendo la Argentina” y “otros que quieren otra cosa”.

Alberto Fernández, que lleva como compañera de fórmula a la senadora y expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), la principal figura de oposición de Argentina que votó en el extremo sur del país, al menos coincidía con Macri en algo: “Los argentinos deciden hoy el futuro del país”. Hizo un guiño a los gobernadores peronistas, actores políticos con tradicional peso en Argentina, y prometió que tras las primarias hará una amplia convocatoria “para empezar a arreglar los infinitos problemas” que vive el país.

Estos “problemas” son los que Fernández y la mayor parte de los otros ocho candidatos presidenciales de oposición no se han cansado de señalar durante la campaña: una economía en recesión desde abril de 2018, altos índices de inflación y tasas de pobreza y desempleo en alza. Desde el Gobierno admiten la crisis que se desató el año pasado, pero hacen ver que los indicadores de los últimos meses muestran señales de lenta recuperación. Los mercados, algo erráticos en las últimas semanas por la incertidumbre electoral, se mostraron eufóricos el pasado viernes, con una fortísima subida de la Bolsa de Buenos Aires y un retroceso en el precio del dólar en la plaza cambiaria local. “Los mercados obviamente esperan que los argentinos sigamos en el mismo camino”, observó ayer Macri sobre el comportamiento de los inversores.

Las primarias se celebran tras fuertes cruces entre el oficialismo y la oposición en los últimos días sobre la fiabilidad de los sistemas para la transmisión de datos y el recuento de votos provistos por la empresa Smartmatic. “Estamos absolutamente convencidos de que van a ser las elecciones y los escrutinios más transparentes de la historia”, dijo el jefe de Gabinete argentino, Marcos Peña. No obstante, el Frente de Todos, de Alberto Fernández, prometió hacer una fuerte fiscalización en las mesas de votación y hará su propio recuento a partir de los datos que cada uno de sus fiscales partidarios envíen desde los colegios electorales. “El Gobierno hizo todo lo necesario para que se generen muchas dudas sobre el sistema de transmisión de datos”, aseveró Alberto Fernández.

En este contexto, la Justicia electoral, que días atrás ya había dispuesto la actuación de inspectores judiciales informáticos, ordenó ayer al Ministerio del Interior, a cargo del escrutinio electoral, no empezar a difundir los resultados hasta que no se contabilicen los votos de al menos el 10% de las mesas de votación de los cuatro mayores distritos electorales del país. En la resolución judicial, la jueza electoral María Servini de Cubría argumentó que tomó esa medida teniendo en cuenta “la inquietud de los representantes de distintos partidos políticos”. Los primeros resultados oficiales del escrutinio provisional se esperaban a partir de la pasada media noche.