Bangkok - Tailandia abrió ayer un nuevo capítulo en su agitada historia política con el regreso a una democracia tutelada por los militares y con el general Prayut Chan-ocha, líder del golpe de Estado de 2014, al frente del Gobierno. El Consejo Nacional para la Paz y el Orden, como se conoce formalmente a la junta militar, no quedará disuelto hasta que los ministros de la administración de Prayut juren el cargo en una fecha aun por determinar, confirmó Weerachon Sukoondhapatipakat, viceportavoz de la Oficina del Primer Ministro.

El militar convertido a político, quien comandó el Ejecutivo castrense desde la asonada, sumó los apoyos de 500 representantes del nuevo Legislativo bicameral -formado por 500 diputados y 250 senadores-- anoche durante una votación conjunta.

El mandatario agradeció ayer el respaldo del Parlamento en un mensaje leído a los medios y demandó a todos los legisladores a “cooperar por el bien del país y su población”, sin adelantar nombres ni el reparto de carteras de su futuro gabinete.

Prayut, el candidato propuesto por el partido promilitar Palang Pracharat, partía como favorito a mantenerse en el poder gracias al previsible apoyo de los senadores, elegidos a dedo por la junta militar, y de los diputados electos en las elecciones del pasado marzo alineados en torno a su figura.

Durante el largo debate previo a la votación para elegir al primer ministro, la oposición rechazó reiteradamente la candidatura de Prayut al enumerar varios motivos que a su parecer descalifican al general. Entre ellos, citaron las denuncias sobre la violación de derechos humanos cometidos por de la junta militar o su imagen de dictador retratada por los medios extranjeros.

Por contra, Seree Suwanpanon, uno de los senadores seleccionados por la junta militar, alabó la personalidad de Prayut como representante de la estabilidad del país. “Prefiero apoyar una democracia dictatorial”, espetó el legislador, en una de las frases más destacadas del debate. - Efe