Washington - El Gobierno de EEUU ha apostado todo su capital geopolítico en el colapso de la República Islámica de Irán y la reducción a “cero” de los ingresos que obtiene por la venta de petróleo, un movimiento que podría incrementar el precio del crudo y fortalecer a Arabia Saudí. El Ejecutivo de Donald Trump comenzó una “campaña de máxima presión” sobre Irán hace casi un año, cuando el 8 de mayo de 2018 se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear suscrito en 2015 con Irán, la Unión Europea (UE) y otras cinco potencias (Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania). Desde entonces, Washington ha vuelto a imponer todas las sanciones que había levantado como fruto del pacto, que fijaba limites al programa atómico iraní.
La apuesta de EEUU contra Irán no se queda ahí. Ha designado como grupo terrorista a la Guardia Revolucionaria iraní, una medida sin precedentes contra los militares de otro país, y el domingo ordenó el despliegue en Oriente Medio de un portaaviones con su equipo de combate y un grupo especial de cazabombarderos, en un clima de tensión en el golfo Pérsico.
Para Ali Vaez, profesor de la Universidad de Georgetown y experto en Irán, “está claro que Washington espera poner a Irán de rodillas con una campaña de máxima presión económica y en el mínimo espacio de tiempo”.
Una de las estrategias más arriesgadas de Washington tiene que ver con el petróleo, ya que Trump quiere reducir a “cero” las ventas de crudo iraní, que se encuentran actualmente por debajo del millón de barriles diarios y que eran de 2,5 millones antes de que el pasado noviembre volvieran a entrar en vigor las sanciones. En noviembre, EEUU permitió que ocho naciones (China, la India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía) siguieran comprando petróleo iraní; pero la semana pasada anunció que ya no habría más exenciones. Un anuncio al que China ya ha anunciado que desoirá. - Efe