Pekín - China confirmó ayer el arresto del exdiplomático canadiense Michael Kovrig y alegó que la organización para la que trabaja en el país asiático no está registrada, una detención que coincide con la crisis entre Pekín y Ottawa por la detención de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, que ayer fue puesta en libertad bajo fianza por un juez canadiense.
El ministerio de Exteriores chino justificó el arresto de Kovrig, ocurrido el lunes, y aseguró que la organización para la que trabaja, el laboratorio de ideas International Crisis Group (ICG), “no está registrada en China en este momento”, según su portavoz Lu Kuang. No obstante, evitó contestar sobre si se trata de una medida de represalia por la detención de Meng, arrestada por las autoridades canadienses a petición de Estados Unidos y que ayer consiguió la libertad bajo fianza.
El arresto de Kovrig se produce después de que Pekín amenazara a Ottawa con “graves consecuencias” si Meng, acusada en Estados Unidos de fraude por violar las sanciones impuestas por Washington a Irán, no era liberada “de forma inmediata”. “Las leyes y regulaciones chinas estipulan muy claramente los procedimientos para que una ONG lleve a cabo actividades en China”, dijo el portavoz para argumentar el arresto de Kovrig, refiriéndose a una ley de 2016 que impone graves restricciones al funcionamiento de estos grupos. Según ese texto legal, el Ministerio de Seguridad Pública chino puede supervisar las cuentas de las ONG extranjeras, interrogar a sus trabajadores, cerrar sus oficinas si lo considera necesario y, en caso de encontrar indicios de delito, emprender medidas punitivas.
El ICG, por su parte, aseguró ayer que no ha recibido ninguna notificación sobre la detención de Kovrig, exdiplomático que estuvo destinado en Pekín y la ONU, y afirmó desconocer las razones de su arresto o su vinculación con el caso Meng. Kovrig, un experto en temas de seguridad que trabajó en la Embajada de Canadá en Pekín entre 2014 y 2016, dejó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá para unirse al ICG, lo que significa que todavía tiene estatus diplomático, dijo el exembajador de Canadá en China Guy Saint-Jacques al diario South China Morning Post. Otro antiguo embajador canadiense en China, David Mulroney, recordó, en declaraciones a ese mismo periódico, que la detención de Kovrig tiene un “precedente similar”, al referirse al caso de Kevin y Julia Garratt, detenidos en 2014 bajo cargos de espionaje después de que las autoridades canadienses arrestasen a un ciudadano chino también a petición estadounidense.
El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, se pronunció sobre el incidente y adelantó que el país no escatimaría “esfuerzos” en salvaguardar “los derechos legítimos” de los ciudadanos chinos y “la justicia en el mundo” ante “cualquier comportamiento de acoso”. “Hemos reiterado claramente nuestra posición. Nuestra petición es muy clara: que el lado canadiense corrija sus errores, libere inmediatamente a Meng y que proteja sus legítimos derechos e intereses”, insistió ayer Lu.
En respuesta a las declaraciones del presidente de EEUU, Donald Trump, quien aseguró que podría “intervenir” en este asunto si eso ayudaba a resolver la guerra comercial con China, el portavoz agradeció los “esfuerzos” de la parte estadounidense. “Si alguien, especialmente si es el líder de Estados Unidos, o una figura de alto nivel, dice estar dispuesto a hacer esfuerzos positivos para orientar esta situación en la dirección correcta, es algo que, por supuesto, merece ser bien recibido”, dijo Lu.
Los medios oficiales chinos se han sumado toda esta semana a la ofensiva por la liberación de Meng, y ayer acusaron a Canadá y EEUU de “abusar” de sus sistemas judiciales. “La delgada apariencia de la justicia no oculta” los verdaderos motivos de Washington, que serían “eliminar a Huawei del país a largo plazo”, según el diario local Global Times. El periódico chino añade que el caso podría abrir la caja de Pandora para que otros países tomen también “contramedidas” a fin de “proteger sus derechos y su dignidad de todas las formas posibles”.
Mientras tanto, Meng consiguió a última hora del martes que un juez canadiense le concediera la libertad bajo fianza pese a los temores de la Fiscalía de que pueda fugarse. La ejecutiva china, que posee dos mansiones en Vancouver, ciudad en la que vivió durante varios años hasta 2009 y en la que su esposo también ha residido, encara ahora un prolongado litigio que se puede prolongar durante años para determinar si la extraditan a EEUU. Las autoridades estadounidenses tienen 60 días para presentar en Canadá su petición formal de extradición: en caso de no hacerlo, Meng quedaría en libertad de forma automática.
Entre las condiciones impuestas por el juez canadiense a Meng para conseguir su libertad bajo fianza está portar un brazalete con GPS para conocer en todo momento su paradero y además estar vigilada las 24 horas del día, los siete días de la semana, por un servicio de seguridad que la seguirá cada vez que abandone su domicilio. Meng también tiene prohibido abandonar la provincia de Columbia Británica y tiene que estar en su domicilio desde las 23.00 hasta las 06.00 horas. El juez también dijo que Meng tiene que comparecer de nuevo ante el tribunal el 6 de febrero para proseguir con el caso de extradición.