Berlín - Los partidos de la coalición de Gobierno en Alemania que preside la canciller Angela Merkel se reunieron ayer por separado de cara al encuentro que celebrarán hoy y en el que los socios procurarán limar asperezas en política migratoria, unas diferencias que amenazan la estabilidad del ejecutivo. La reunión fue convocada por el Partido Socialdemócrata (SPD) pero el conflicto afecta sobre todo a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su agrupación hermana, la Unión Socialcristiana (CSU) bávara.
“El SPD no puede ser el mediador entre la CDU y CSU, que tienen que resolver sus diferencias, pero el compromiso al que lleguen tendrá que ser discutido con nosotros”, aseguró la presidenta del SPD, Andrea Nahles, en una conferencia de prensa al término de una reunión de la cúpula del partido.
La confrontación entre la CDU y la CSU se centra en un punto del plan maestro para la política migratoria del ministro de Interior, el líder socialcristiano Horst Seehofer, que quiere impedir automáticamente la entrada a Alemania de personas que hayan sido registradas como refugiados en otros países europeos. Merkel se opone a tomar una medida de esa naturaleza -para la que Seehofer invoca las reglas del acuerdo de Dublín- sin acuerdo previo con los socios europeos.
El primer ministro de Renania-Westfalia y miembro de la cúpula de la CDU, Armin Laschet, advirtió de que el plan de Seehofer podría generar reacciones en otros socios europeos que a la postre terminarían trayendo más refugiados a Alemania. “Si tomamos decisiones en solitario es muy probable que Italia abandone el acuerdo de Dublín, no registrará más refugiados y tendremos más refugiados que antes”, dijo.
Sin embargo, lo que no parece estar dispuesta a conceder la CSU es precisamente tiempo y tranquilidad sino que, por el contrario, quiere una decisión rápida. Seehofer ha accedido a esperar la cumbre europea de esta semana en donde Merkel se propone buscar un compromiso europeo para el manejo del tema migratorio. Después, la intención de Seehofer es empezar a aplicar su plan de devolver refugiados directamente en las fronteras, lo que ha sido interpretado como un ultimátum de la CSU a Merkel. Por su parte, la canciller ha recordado que tiene la competencia de dirigir la política lo que implica que un ministro no puede tomar una decisión de esa naturaleza en su contra.
El escenario más extremo que contemplan algunos analistas es que tras la cumbre europea la CSU valore que el posible acuerdo logrado no sea suficiente, lo que llevaría a Seehofer a empezar a aplicar su plan en solitario. Ante ello, Merkel no tendría otra salida que destituir a su ministro lo que implicaría la salida de la CSU del Gobierno. - Efe