Bruselas - La canciller Angela Merkel se encuentra cada vez más sola en su propuesta migratoria. Dentro y fuera de casa. Su ministro de Interior Horst Seehofer le hace ojitos a los ultra de Italia y Austria, que ha pedido crear el “eje de los dispuestos” para “frenar la inmigración ilegal”. La que fuese madrina del Welcome Refugees cuenta con la oposición de sus socios bávaros y con una cada vez más extendida postura anti-inmigración en las capitales europeas.
Quedan dos semanas para que Austria ostente la Presidencia de turno del Consejo. De momento, Kurz calienta en la banda con su política de mano dura con la inmigración. Y no lo hace solo. El canciller más joven de la UE ha pedido crear un eje Berlín-Praga-Roma para frenar la “inmigración ilegal” y tomar el mando de “quién entra en Europa”. El primer rifirrafe con París ya ha llegado después de que el presidente galo Emmanuel Macron calificase de “cínico” a Matteo Salvini, ministro de Interior, por su gestión del buque Aquarius. Hay que remontarse un siglo atrás para ver el antepasado de este “eje”. Fue en la Primera Guerra Mundial bajo la Triple Alianza de Bismarck. Alemania, el Imperio Austrohúngaro e Italia dispuestos a unir sus fuerzas para frenar la expansión de Francia. Ayer, Kurz a su paso por Berlín puso sobre la mesa, el Achse de Willigen (eje de los dispuestos) conformado por Autria, Alemania e Italia para combatir la migración. Una medida bien acogida por Horst Seehofer, ministro de Interior alemán de la CSU, sección bávara de la Unión Democristiana (CDU) de Merkel.
La CSU y la CDU llegan al corazón del debate migratorio en Europa en una guerra abierta interna. La canciller Merkel fue en septiembre de 2015, en el pico del drama de refugiados, la madrina junto a la Comisión Europa del Welcome Refugees y del reparto de cuotas de acogida a lo largo de la Unión.
Conservadurismo bávaro Sus aliados bávaros siempre han estado un escalón por encima en conservadurismo, pero a la vista de las elecciones que la región celebra en octubre, su postura hacia la migración se ha tornado más y más restrictiva. Así la rama Seehofer ha hecho suya la estrategia Kurz: parecerse a la extrema derecha para frenar a la extrema derecha. E incluso dentro de las líneas democristianas hay quien piensa así. Ya, en las elecciones del año pasado Merkel tuvo que endurecer su discurso migratorio ante el auge de los ultras de Alternativa para Alemania (AfD) y equilibró su postura defendiendo, por un lado, la responsabilidad para con sus socios comunitarios de acoger a refugiados y, por el otro, el agilizar los retornos de aquellos inmigrantes que no reúnen los requisitos legales para el asilo.
Pero los bávaros van un paso más allá y aplauden la idea de cerrar las puertas de Europa y aumentar los controles fronterizos.
Angela Merkel tiene ante sí una encrucijada. Dentro y fuera de casa. Ayer protagonizaba un debate en el Parlamento alemán para defender su postura en materia de asilo: más controles fronterizos, pero más responsabilidad también con los países en primera línea. Y sobre todo una solución europea ante un problema europeo. Pero lo hizo en minoría y a expensas de crear una crisis de gobierno, aunque de momento la CDU la continúa respaldando.