a las seis y un minuto de la tarde del 4 de abril de 1968 una bala le atravesó la garganta. La voz de Martin Luther King, el mayor defensor de los derechos civiles de Estados Unidos, se apagó en el balcón del hotel Lorraine de Memphis, donde se conmemora el 50º aniversario de su asesinato y también de su legado.

De pie en el balcón del hotel, frente a la habitación 306, King discutía con otros activistas sobre la huelga de basureros negros que había sido convocada en la ciudad, cuando recibió un único disparo de un francotirador segregacionista, desplomándose a los pies de sus colegas. Pese a haber dado ya grandes pasos en la lucha por los derechos de los afroamericanos, haber impulsado la Ley de Derechos Civiles, en 1964, o la Ley de Derecho al Voto, en 1965, Martin Luther King continuó su cruzada para acabar con la segregación racial, especialmente violenta en el sur, y a finales de los años 60 se centró en pelear contra la pobreza de la comunidad negra.

El FBI llevaba años pinchando sus comunicaciones por temor a que los comunistas se infiltraran en sus filas y las continuas amenazas de muerte le hicieron tener la certeza de que no podría ver con sus propios ojos “el sueño” de la igualdad por el que sería recordado.

Todo el mundo recuerda el sueño de Martin Luther King, pero no son tantos lo que reconocen la cima de la montaña, ese último gran discurso que dio en Memphis la víspera de su asesinato y en el que profetizaba sin miedo su propia muerte, sin saberla tan cercana.

“Me gustaría vivir una larga vida, pero eso no me preocupa ahora. (dijo horas antes de recibir un balazo letal). Solo quiero hacer la voluntad de Dios. Él me ha permitido llegar a la cima de la montaña. He mirado desde allí y he visto la tierra prometida. Pero es posible que no llegue allí con vosotros”

Su historia, en imágenes Las imágenes que hoy se pueden ver en el hotel Lorraine, reconvertido en el Museo Nacional de Derechos Civiles (NCRM, en sus siglas en inglés), hacen un recorrido por los últimos días de vida del líder afroamericano en Memphis, visiblemente atemorizado en las marchas que lideró para lograr un salario digno para los basureros.

“Nuestro objetivo es proporcionar un contexto histórico del trabajo de King durante 1967 y 1968, así como los eventos que tuvieron lugar en Memphis del 3 al 4 de abril”, explicó ayer Noelle Trent, directora de Interpretación, Colecciones y Educación del NCRM.

“Queremos no solo mostrar las secuelas de esos eventos, sino también ilustrar la influencia de Martin Luther King en todo, desde los movimientos modernos de justicia social hasta la política y la cultura pop en los años posteriores. Desde Elvis al presidente Obama. El legado del líder afroamericano ha tenido un impacto duradero en nuestra sociedad y en nuestra cultura”, aseveró.

Además de su exposición permanente, el Museo Nacional de Derechos Civiles abrió ayer MLK50: Un legado recordado, una muestra especial con motivo del 50 aniversario del asesinato de King en la que se podían ver la influencia de su activismo en los movimientos actuales, como Black Live Matters.

Asimismo, la exposición examina de manera única la relación de King con Memphis, sus visitas anteriores, el papel del Motel Lorraine y sus propietarios Walter y Loree Bailey y cómo la ciudad se enfrentó a la violencia y los disturbios derivados del asesinato. Los actos en conmemoración del Premio Nobel de la Paz 1964 salpican la ciudad esta semana, con marchas pacíficas en su memoria, charlas sobre la situación actual de los derechos civiles y con una ceremonia especial que se celebró ayer.

A las seis y un minuto de la tarde, cuando esa bala le atravesó la garganta, las campanas de la ciudad sonaron ayer en señal de duelo.

los homenajes Figuras como el ex fiscal general estadounidense Eric Holder, el primer afroamericano en ocupar ese cargo, o dos de los hijos del activista, Martin Luther King III y Bernice King, se encuentran en la ciudad para unirse a los actos de homenaje. Bernice King, la hija pequeña, tuvo la oportunidad este lunes de visitar antes de su apertura la exposición del NCRM y, mientras caminaba entre las fotografías y los documentos que atestiguan aquellos días, constató que, si su padre estuviera vivo, no se sorprendería de la polarización racial, social y económica que vive Estados Unidos. “Cuando pienso en algunas de las políticas que hacemos en este país, las políticas son tan automáticas. Para mí, personalmente, ocurre en ambos partidos (el demócrata y el republicano). No hemos encontrado una manera colectiva de crear una política que trascienda a los partidos. Mi padre hablaba de todo eso”, indicó la hija pequeña. “Él nos retó al decir que debemos aprender a vivir como hermanos, y yo añado, hermanas, o juntos nos veremos obligados a perecer como imbéciles”, agregó.

Su hermano Martin Luther King III hizo un alegato contra el desfallecimiento, y pidió a la comunidad afroamericana que no desfallezca en su lucha por reducir sus altas tasas de pobreza, la violencia y la discriminación. “No se cansen, de ninguna manera. ¿Por qué? Porque hemos llegado demasiado lejos si miramos desde dónde comenzamos. Nadie dijo que nuestros caminos fueran a ser fáciles, pero lo sé, lo sé, sé que nuestro Dios no nos trajo hasta aquí para abandonarnos”, añadió.

Lee Saunders, presidente de uno de los mayores sindicatos del país, alertó de que el camino hacia esa tierra prometida que mencionó King en su último discurso de esperanza puede ser tortuoso y lleno de traición. “Cuando las comunidades de color son desproporcionadamente pobres, cuando las comunidades negras son desproporcionadamente dañadas por el encarcelamiento masivo, ¿hemos llegado a la tierra prometida?”, preguntó Saunders.