Londres - Las fricciones en el seno del Gobierno conservador británico sobre cómo encarar el Brexit sitúan en una posición frágil a la primera ministra, Theresa May, que desde ayer afronta reuniones internas con su gabinete para consensuar los aspectos clave de la negociación. Las filas tories continúan divididas por la ausencia de consenso sobre qué líneas rojas debe establecer el Ejecutivo en el próximo tramo negociador con Bruselas, previsto para después de marzo, donde ambas partes deben definir su futura relación comercial. Acerca de esas cuestiones versarán esas reuniones potencialmente decisivas, que celebran entre ayer y hoy May con el llamado comité de guerra del Brexit -varios miembros del Ejecutivo-, centrados en dar forma al modelo comercial futuro al que aspira el país con los 27. Los medios locales lamentan la “guerra civil” que enfrenta a las distintas facciones de ese partido y apuntan a una posible conspiración de miembros del ala pro Brexit para derribar el mandato de May, en favor del titular de Exteriores, Boris Johnson.
En este punto, la premier batalla en una encrucijada que le plantean los tories que abogan por negociar a favor de la continuidad en el mercado único y la unión aduanera, y los que claman por un corte radical o Brexit duro con los 27.
Estos últimos han sido el mayor desafío para todos los líderes conservadores desde Margaret Thatcher, llevándose por delante a John Major y a David Cameron, dijo Nicholas Wright, experto en Política Comunitaria de la University College London. De hecho, agregó el experto, el principal reto es “equilibrar a la minoría opuesta implacablemente a tener algo que ver con la UE con los pragmáticos que ven claros beneficios en estar lo más cerca posible de los socios europeos”.
“May evita tomar decisiones” Este politólogo lamentó que May “haya evitado tomar decisiones a fin de no generar una división dañina”, lo que implica no “liderar”, y calificó de “preocupante” que “no comprenda del todo las implicaciones del Brexit”.
En medio de este tumulto está ahora la primera ministra “que se niega a adoptar una posición definida”, prosiguió, dejando “el futuro económico del país como rehén de 30 o 40 diputados tories”. El analista anticipó que el próximo tramo negociador con Bruselas será “duro”, porque el país “se enfrentará a las contradicciones de su posición”: aceptar los términos de la UE sobre el periodo de transición o sumirse en un posible colapso.
Por su parte, el investigador del Departamento de Gobierno de la Universidad de Essex, Paul Whiteley, percibe un “cúmulo de problemas de diverso tipo que se apilan” en los frentes conservadores ante las incógnitas del divorcio.
Whiteley vaticina la dimisión de la jefa del Ejecutivo para la primavera de 2019, una vez que el país esté oficialmente desligado de la UE, “para dar al nuevo líder tiempo de establecerse antes de las próximas elecciones generales de 2022”. Considera, además, que las divergencias de opinión que fracturan a la formación gobernante “están llegando a un punto crítico” frente la siguiente fase negociadora con la UE, en la que la situación de los comunitarios será “un punto clave” que podría derivar, si no hay consenso, en el colapso del proceso.