Viena - Después de diez años en la oposición, el ultranacionalista Partido Liberal de Austria (FPÖ) reeditó ayer la coalición que ya formó con el Partido Popular (ÖVP) entre 2000 y 2006, con un programa en el que destaca el endurecimiento de las políticas de inmigración y asilo. Los 15 miembros del nuevo Gobierno, encabezados por el canciller y jefe del ÖVP, Sebastian Kurz, prometieron sus cargos en un acto celebrado en el antiguo Palacio Imperial de Viena, mientras 1.500 policías mantenían alejados a los 6.000 manifestantes que protestaban contra la entrada de los ultras en el Ejecutivo. Con solo 31 años, Sebastian Kurz es el jefe de Gobierno más joven de la Unión Europea (UE).

El presidente federal, el ecologista Alexander Van der Bellen, recordó durante la ceremonia sus propias diferencias ideológicas con el nuevo Ejecutivo y recordó que éste deberá “respetar la historia de Austria, sean los capítulos positivos y también los oscuros”, en clara referencia al pasado nazi del país.

Entre los ministros del FPÖ hay algunos políticos con un pasado o presente cercano al extremismo de derechas. Entre ellos, el propio vicecanciller y líder del partido, Heinz Christian Strache, que tuvo contactos neonazis en su juventud, o el nuevo ministro de Infraestructuras, Norbert Hofer, que es miembro de un cofradía pangermánica y nacionalista.

Mientras en la sede de la Presidencia asumía el nuevo Gobierno, formado dos meses tras las elecciones generales del pasado 15 de octubre, varias miles de personas protestaban en la cercana Plaza de los Héroes contra la nueva subida al poder de la extrema derecha.

Los críticos temen que con el FPÖ controlando los ministerios de Interior y de Defensa, se produzca un recorte de derechos fundamentales, como de manifestación o libertad de prensa. Las protestas de ayer fueron muy inferiores a las de 2000 cuando el ÖVP, dirigido entonces por Wolfgang Schüssel, formó gobierno con un FPÖ, liderado entonces por el líder ultranacionalista Jörg Haider, fallecido en 2008.

Los miembros de ese Gobierno tuvieron que salir del Palacio Real a través de un pasillo subterráneo ante el malestar de miles de manifestantes que consideraban que con la inclusión del FPÖ se había “roto un tabú” en Europa. ÖVP y FPÖ gobernaron al final casi siete años repartidos en dos convulsas legislaturas, a las que siguió nuevamente la tradicional “gran coalición” entre los partidos populares y socialdemócratas, que se ha mantenido los últimos diez años.

“Desarrollos equivocados” La reedición de la coalición derechista, ahora con Kurz y Strache al frente, promete mano dura frente a la inmigración, una reducción del gasto público, bajadas de impuestos, algunas reformas en la administración pública y la promesa de corregir lo que califica como “desarrollos equivocados” en la Unión Europea. Junto a Alemania y Suecia, Austria es el país que más inmigrantes (unos 150.000) acogió en 2015 y 2016 cuando más de un millón de refugiados llegaron a Europa desde Oriente Medio.

El nuevo Ejecutivo austríaco es actualmente el único en la Unión Europea con participación activa de un partido nacionalista y eurocrítico, si bien el acuerdo de gobierno contiene el compromiso explícito de no poner en duda la pertenencia de Austria a la UE. El propio Van der Bellen subrayó ayer que el nuevo Gobierno ha generado simpatía en el país pero también fuerte rechazo en diferentes sectores de la población.