El movimiento islamista palestino Hamás celebró ayer el 30 aniversario de su fundación con llamamientos a la intifada tras el reconocimiento de EEUU de Jerusalén como capital de Israel y en pleno proceso de reconciliación con el movimiento nacionalista Fatah para ceder el control de Gaza. En la plaza Al Katiba de Gaza capital, cerca de 150.000 personas celebraron con el liderazgo de Hamás el aniversario entre banderas verdes (el color del movimiento) y palestinas, mientras en las calles aledañas desfilaban milicianos embozados que exhibían armamento y cohetes. Entre el público, gente como Fátima Abu Hweishel, de 45 años, que acudió para mostrar su apoyo a los islamistas y expresar su deseo de que “continúe su lucha por el bien de Palestina, Jerusalén y el pueblo palestino”. La resistencia armada contra Israel “no es negociable”, aseguraron los miembros de Hamás en la concentración, presidida por el líder del buró político en Gaza, Ismail Haniye, quien aseveró que el nacimiento del grupo “fue por Jerusalén y por la resistencia armada” e insistió en la necesidad de liberar “toda Palestina”.
“Hamás es una extensión natural del proyecto de resistencia de la tierra de Palestina”, añadió Haniye, quien aseguró que hace ocho días comenzó una nueva intifada (levantamiento palestino) y continuará “hasta que tumbemos las decisiones contra Jerusalén”.
El pasado día 6, Haniye instó a los palestinos a poner en marcha la tercera intifada en respuesta a la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y su intención de trasladar allí su embajada, algo que según dijo entonces “sobrepasa todas las líneas rojas”. Pese a ello, las protestas que se han registrado en Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza, han sido de carácter moderado y no se pueden considerar el inicio de una intifada.
En Gaza, ha habido medio millar de heridos y cuatro personas han muerto, dos en enfrentamientos con el Ejército israelí en zonas fronterizas y otras dos en bombardeos en represalia al lanzamiento de milicias palestinas de más de 15 proyectiles contra Israel, que responsabiliza a Hamás de las agresiones aunque procedan de otro grupo armado. “No hay algo como el Estado de Israel que tenga una capital llamada Jerusalén”, dijo Haniye, quien añadió que hay tres maneras de poner fin al “acuerdo del siglo”, como Trump denomina al pacto de paz que quiere impulsar entre palestinos e israelíes: “Lograr la unidad palestina, el establecimiento de fuertes alianzas regionales y seguir con la intifada”.
considerado como terrorista Hamás rechaza el proceso de paz, no reconoce el Estado de Israel y sigue abogando por el uso de la violencia como instrumento político, si bien este año, y en coincidencia con la renovación de su cúpula dirigente, cambió por primera vez su carta fundacional para aceptar la creación de un Estado palestino en las fronteras anteriores a 1967. Israel, al igual que la Unión Europea, EEUU y otros países considera a Hamás como grupo terrorista. En este contexto de cambios, Hamás se implicó en la reconciliación con Al Fatah, el grupo del presidente palestino, Mahmud Abbas, que controla Cisjordania.
El pasado 12 de octubre se alcanzó un pacto con mediación egipcia por el que los islamistas se comprometían a ceder el poder en Gaza, que tomaron por la fuerza diez años atrás cuando expulsaron a las fuerzas leales a Fatah. Ahora, la reconciliación parece estancada y hasta la fecha Hamás ha cedido la autoridad sobre los pasos fronterizos, las aduanas y la gestión administrativa, pero mantiene aún el control de las armas y de la seguridad.