Washington - El presidente de EEUU, Donald Trump, declaró ayer la “emergencia de salud pública” por el abuso de analgésicos opiáceos, culpables de la muerte de una media de 91 estadounidenses al día, indicaron ayer altos funcionarios. Se esperaba que Trump cumpliera ayer con una promesa que hizo en agosto pasado y declarara “emergencia nacional” la adicción a los analgésicos, lo que habría permitido al Gobierno destinar nuevos fondos a esta crisis, así como intervenir en la industria farmacéutica para abaratar el precio de algunos medicamentos.

En vez de “emergencia nacional”, Trump optó por declarar una “emergencia de salud pública”, de manera que no se destinarán nuevos fondos a la lucha contra los opiáceos, pero se ordenará a todas las ramas del Gobierno que dirijan sus actuales partidas presupuestarias a esa crisis, detallaron funcionarios del Gobierno. Los críticos de esta medida temen que priorizar la lucha contra los opiáceos descuide las investigaciones, por ejemplo, sobre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Trump se reunió ayer con padres que han perdido a sus hijos por este problema, así como con miembros de las fuerzas de seguridad que luchan contra el tráfico de drogas, detallaron altos funcionarios. La declaración de “emergencia de salud pública” permitirá que accedan a cuidados médicos quienes viven en zonas rurales y, además, facilitará el despliegue de especialistas en áreas especialmente afectadas por el abuso de opiáceos.

Los funcionarios pusieron de ejemplo a los vecinos de los montes Apalaches en estados como Virginia Occidental y Pensilvania donde existen grandes índices de desempleo entre mineros y antiguos trabajadores del acero, lo que ha generado condiciones que pueden propiciar la adicción. “A veces el desempleo es la causa de la adicción y, a veces, es al contrario”, afirmó un alto funcionario.

Para hacer frente a esa dicotomía, Trump ordenó ayer al Departamento de Trabajo que otorgue subvenciones a algunos de los 50 estados del país para facilitar el empleo de personas que han sufrido los efectos de la adicción y el desempleo, detallaron los funcionarios en su llamada con la prensa.

Con la declaración de “emergencia de salud pública”, el Gobierno también podrá dar fondos a los estados para el tratamiento de adicciones mediante sustancias como metadona, buprenorfina y naltrexona, lo que supone un paso importante porque algunos estados no financian esos medicamentos. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, los opiáceos (entre los que se incluye la heroína) fueron responsables de 64.000 muertes en 2016. Las autoridades consideran que la adicción a los opiáceos abre las puertas al consumo de heroína, mucho más barata que los medicamentos en el mercado negro. - Efe