Algunas de las principales ONG de ayuda a los migrantes en el Mediterráneo, entre ellas Sea Eye y Save The Children, suspendieron ayer los rescates por las restricciones que anunció Libia de ampliar su zona exclusiva de búsqueda y rescate hasta más allá de los 22 kilómetros de distancia que marcan sus aguas territoriales. Este área de búsqueda y rescate (SAR) se creó para que ningún buque extranjero “tenga derecho a entrar a menos que se dé una petición expresa a las autoridades libias”, según explicó el responsable de la base naval en Trípoli, el comandante Abdelhakim Bouhaliya.
El portavoz de la Marina libia, el general Ayub Qassem, aclaró las intenciones de esta decisión, adoptada “explícitamente contra las ONG que sostienen la inmigración ilegal argumentando que se trata de un esfuerzo humanitario”. Además, uno de los actores más importantes dentro de la caótica situación política en Libia, que lleva en guerra desde el año 2011, el general Jalifa Haftar, estimó que el país necesitará aproximadamente unos 20.000 millones de euros a lo largo del próximo cuarto de siglo para contener la inmigración. “Tengo los elementos”, declaró al diario italiano Corriere della Sera, “pero no los recursos”.
Haftar pretende instalar además un muro de 4.000 kilómetros a lo largo de la frontera sur del país para contener la llegada de migrantes subsaharianos y establecer campamentos militares móviles, con 150 guardias fronterizos cada uno. El general aseguró que tiene previsto enviar al presidente francés, Emmanuel Macron, una lista de recursos para facilitar las “labores de contención”: vehículos acorazados, drones, detectores de minas, helicópteros, armas y municiones.
El anuncio libio supone la culminación de meses de presión sobre las ONG, que se han defendido de la acusación de ser un servicio de las mafias migratorias, que aprovechan sus trabajos de rescate, como llegó a decir el jefe de la agencia fronteriza de la UE (FRONTEX), Fabrice Leggeri, el pasado febrero. “Tenemos que evitar dar apoyo a los negocios de las redes criminales y de los traficantes libios con la acción de los barcos europeos que cada vez se acercan más a las costas libias a recoger a los inmigrantes”, dijo entonces.
Frente a estas medidas, que afectan directamente a las ONG que trabajan en la zona, algunas como Sea Eye y Save The Children anunciaron que suspendían esas operaciones, al igual que hizo el sábado Médicos Sin Fronteras (MSF), que canceló las operaciones con su nave Prudence a causa de la inseguridad y de “las restricciones a la ayuda humanitaria” por parte de las autoridades libias. La primera, alemana y con dos naves con bandera holandesa, alegó la suspensión temporal de su misión por el “cambio de la situación de la seguridad en el Mediterráneo occidental” y por el “explícito trato en contra de las ONG” por parte de los guardacostas libios. “Hemos dejado una brecha letal en el Mediterráneo”, lamentó en Facebook el fundador de Sea Watcha, Michael Busch Heuer, antes de acusar a Libia de lanzar una “amenaza explícita” contra las ONG. La segunda anunció con “pesar” que su buque Vos Hestia quedará atracado en Malta “a la espera de comprender si se dan las condiciones de seguridad para retomar las operaciones”, debido a la “situación preocupante” que se perfila en el país magrebí.
Por su parte, la directora de operaciones de MSF, Anne Marie Loof, advirtió: “Cuando estas órdenes entren en vigor, vamos a ver dos consecuencias graves: más muertes en el mar y más gente atrapada en Libia”. “Si los barcos humanitarios son expulsados del Mediterráneo, habrá menos naves en el área para rescatar a la gente del ahogamiento, y aquellos que no se ahoguen serán interceptados y devueltos a Libia que, como sabemos, es un lugar de iniquidad, detención arbitraria y violencia extrema”. “Los acontecimientos recientes representan otro elemento preocupante de un entorno cada vez más hostil para las operaciones de rescate”, añadió Brice de le Vingne, director de operaciones de MSF.
Una hostilidad por parte de las autoridades libias con la que coincide el jefe de misión de la ONG española Proactiva Open Arms, Riccardo Gati, quien advirtió de que los guardacostas libios, adiestrados y equipados por la UE “son verdaderamente peligrosos” porque “disparan”. Esta misma organización, que en cualquier caso aseguró que proseguirá con su misión, fue interceptada el pasado lunes por la Marina libia, que la instó a alejarse con tiros al aire.
los más perjudicados Pero el mayor miedo lo sufren en sus carnes las cientos y miles de personas que, tras huir de la miseria y de la guerra en sus países, permanecerán “atrapadas” en Libia, un país en guerra desde 2011 y descrito por los migrantes como un verdadero infierno. Así lo refieren los distintos informes publicados por Oxfam, que dan fe de “las violencias de todo tipo, detenciones ilegales, violaciones y torturas” que los migrantes sufren en ese país africano a manos de las redes de traficantes de seres humanos.
Además de Open Arms, otras organizaciones confirmaron que seguirán con sus misiones como Proactiva o SOS Méditerranée con equipación médica de MSF, que controlará “desde cerca” la situación. - Efe/DNA
Casi 600.000 migrantes han llegado a Italia en los últimos años, la mayoría desde Libia.
En lo que va de año, 96.930 migrantes han llegado a Italia, un 3,86% menos que hace un año.
Más de 13.000 personas han muerto en el Mediterráneo en los últimos años.