londres - Londres vivió ayer un nuevo ataque terrorista en apenas cuatro meses, mientras el país se recupera del trágico incendio de una torre de viviendas en la capital británica. El objetivo en esta ocasión fue la comunidad musulmana, con el atropello de varias personas que salían de rezar de madrugada en una mezquita en Seven Sisters, próxima al área de Finsbury Park, en el norte de la capital británica.
Una persona murió y otras diez resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, en un atropello cometido por una furgoneta que conducía presuntamente Darren Osborne. La primera ministra, Theresa May, que fue despertada para ser informada del ataque, anunció en un comunicado de Downing Street que el “odio y el mal” visto en el ataque nunca tendría éxito en la sociedad británica.
Para la líder conservadora, el ataque había ido dirigido “una vez más a los inocentes durante su vida cotidiana”. En esta ocasión, musulmanes británicos que salían de una mezquita, rompiendo su ayuno en pleno mes del ramadán y rezando juntos en esta época sagrada del año.
“Nos reunimos, como lo hemos hecho antes, para condenar este acto”, apuntó May, tras este ataque que supone un giro de la amenaza terrorista a la islamofobia. Así, confirmó que el ataque contra los musulmanes era “tan insidioso y destructivo para nuestros valores y nuestra forma de vida” como la reciente serie de ataques aparentemente motivados por el extremismo islamista, añadiendo: “No vamos a parar hasta derrotarlo”.
En plena negociación para formar gobierno en minoría con los unionistas norirlandeses del DUP, May vive una situación de debilidad tras la pérdida de la mayoría absoluta en las recientes elecciones y las constantes crisis con las que tiene que lidiar. A primera hora de la jornada tuvo lugar una reunión urgente del llamado Comité Cobra, en la que la primera ministra en funciones decidió una revisión de la estrategia para combatir el terrorismo y la creación de una comisión contra los extremismos.
El subcomandante Neil Basu, de la Policía Metropolitana de Londres, explicó que la persona fallecida estaba recibiendo primeros auxilios antes de que la furgoneta arrollara a varios peatones. Por el momento, no se sabe si su fallecimiento es consecuencia del ataque terrorista o si ya había perdido la vida minutos antes.
Un galés de Cardiff El presunto autor del ataque de la mezquita en Londres fue identificado a última hora de la tarde como Darren Osborne, de 47 años, un galés que residía en Cardiff. El sospechoso, fue retenido por diversas personas que trataron de lincharle y se hizo necesaria la intervención del imán de la mezquita hasta que fue llegó la policía y procedió a su arresto.
“Quiero matar a todos los musulmanes”, gritó el presunto atacante mientras cometía el ataque a las puertas de una mezquita en la zona londinense de Finsbury Park. A Osborne se le acusa de delitos relacionados con la comisión, preparación o instigación de actos terroristas.
Casado y padre de cuatro hijos, creció en Weston-super-Mare, en la zona de Somerset. Por el momento, la policía está realizando búsquedas en una dirección en el área de Cardiff y el ministro británico de Seguridad, Ben Wallace, apuntó a que el sospechoso no era conocido por los servicios de seguridad y que las primeras investigaciones apuntaban a que había actuado solo.
Uno de sus vecinos Dave Ashford, de 52 años, no podía creerse que Osborne fuese el autor del ataque en Londres: “Alguien me llamó y me dijo que era él y respondí con un ‘No puede ser’. Luego vi la foto en las noticias y ya comprobé que de verdad era él”. Algo parecido le ocurría a Pauline Tibbs, de 48 años, quien reconocía que la policía había registrado su vecindario toda la jornada de ayer. “Es un shock terrible. Lo he visto caminando en la calle pero nunca le hablé”, reconocía aún incrédula tras lo sucedido.
crecimiento de la islamofobia Desde los recientes atentados en el concierto de Ariana Grande en Mánchester y el puente de Westminster y el de Londres, la policía y las autoridades habla del crecimiento de los episodios de racismo e islamofobia. Sin ir más lejos, ayer el Consejo Musulmán del Reino Unido tachó el incidente de “una violenta manifestación” de islamofobia y su secretario general, Harun Khan, solicitó un refuerzo urgente de la seguridad en las mezquitas del Reino Unido hasta que concluya el Ramadán, el próximo 24 de junio.
“Las comunidades musulmanas han estado pidiendo una mayor acción para hacer frente al crecimiento de los crímenes de odio durante muchos años y ahora hay que tomar medidas transformadoras para hacer frente no sólo a este incidente sino al crecimiento enormemente preocupante de la islamofobia”, denunciaba Harun Khan.
Muchos musulmanes están aterrorizados, así como enojados y entristecidos por lo ocurrido. “Instamos a la calma hasta que la investigación establezca los hechos”, defendió el alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien pidió que el gobierno no siga adelante con su plan de recortes del presupuesto policial. Así calificó lo ocurrido como un ataque a los “valores compartidos de tolerancia, libertad y respecto” y confirmó que se reforzará con más policías, la seguridad en las mezquitas londinenses.
En el caso del líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, manifestó su “conmoción” por el siniestro e indicó que la violencia contra una fe, sea cual sea, supone una agresión contra todas ellas.
Uno de los testigos del ataque fue Abdulrahman Saleh Alamoudi, quien estaba junto con un grupo de fieles ayudando a un anciano que “se había caído”, cuando la furgoneta se dirigió hacia ellos. “Se nos vino encima y afortunadamente, yo me las apañé para escapar”, afirmó. Junto a otros de los presentes, consiguieron agarrar al terrorista y evitar que siguiese su ataque.