Berlín - La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, mostraron ayer su determinación a revitalizar el eje franco-alemán para lograr una UE más efectiva y protectora y profundizar la integración de la eurozona. En la primera visita oficial del francés a Berlín, apenas 24 horas después de acceder al cargo, ambos líderes se comprometieron a poner todo de su parte para mejorar la compenetración entre las dos capitales para, en palabras de Macron, lograr una “histórica nueva fundación” de la Unión Europa.
“Necesitamos una refundación” del proyecto europeo”, aseguró el presidente francés, quien consideró que para que se dé este cambio es preciso primero “recomponer la confianza” de la “relación histórica” entre París y Berlín, mientras que Merkel habló de dotar al tándem de una “nueva dinámica” y de un “nuevo impulso”. “Nuestra relación necesita más confianza y más resultados”, opinó Macron, dejando entrever que las relaciones entre Merkel y su antecesor, François Hollande, no fueron especialmente cercanas y productivas. Merkel, por su parte, apostó por una relación “de plena confianza” que genere “una estrecha cooperación” para el bienestar de los dos países y subrayó que “los intereses de Alemania están estrechamente ligados con los intereses de Francia”.
Hoja de ruta desde junio La canciller avanzó asimismo que esta disposición en París y Berlín va a tener resultados “a medio plazo” y anunció que tras las elecciones parlamentarias de junio en Francia ellos dos y algunos ministros clave de ambos países se reunirán para trazar una “hoja de ruta” en la que se perfile el futuro de la UE y la eurozona.La unión monetaria debe “profundizarse” y “hacerse más resistente ante posibles crisis”, indicó Merkel, quien consideró que un impulso posible en este sentido podría ser una cierta armonización fiscal, atendiendo una de las propuestas del líder francés. La UE, agregó, debe ser más rápida en sus procesos y más contundente en sus acciones.
Merkel también indicó que ambos tienen interés en avanzar en el establecimiento de un sistema de asilo común en la UE y en la Unión de la Defensa. También dijo ver con buenos ojos la posibilidad de incluir, como ha sugerido Macron, una cláusula de reciprocidad en las relaciones comerciales, un instrumento que permita poner freno a importaciones de países extracomunitarios que no cumplan ciertos estándares y minen la competitividad de los productos de la Unión.
El presidente francés pidió también una UE “menos burocrática” y que “proteja mejor” a sus ciudadanos y descartó de forma contundente los denominados “eurobonos”, una propuesta lanzada durante la crisis de la zona euro que consistiría en mancomunar deudas entre los países que comparten la moneda, algo a lo que Berlín se opone radicalmente. “No estamos a favor de mancomunar antiguas deudas”, zanjó Macron al ser preguntado al respecto, alegando que esto promovería la “irresponsabilidad” fiscal entre los países.
La jefa del Gobierno alemán no descartó por su parte el plan de reformas de los tratados de la UE, pero desde su escepticismo en este asunto pidió cautela y concretar qué se quiere cambiar y por qué.
El presidente francés reivindicó asimismo su iniciativa de promover las inversiones públicas y privadas en la eurozona para incentivar el crecimiento, pero no con un instrumento como el Plan Juncker, “basado en la deuda”, sino con “nuevo dinero” procedente de los presupuestos.
Macron, que subrayó que tiene por delante una “difícil tarea” en su país, en el que debe implementar “las reformas necesarias”, admitió que puede tener diferencias de criterio con la canciller, pero que él siempre se comportará como “un socio abierto, directo y constructivo”, porque “de ello depende el éxito de Europa”.
Merkel, por su parte, aseguró que ambos no siempre van a estar de acuerdo, pero que de la colaboración bilateral, “de la simbiosis” de las posturas de Berlín y París, siempre sale “algo bueno, no sólo para los dos países, sino para toda Europa”. - Efe