El auténtico Brexit, el que quiso Dios y no una ínfima mayoría de británicos y que separó material y no sólo políticamente a Gran Bretaña del Viejo Continente, no se produjo este año sino hace 160.000 años.
Esa prehistoria geológica de la ruptura entre las Islas Británicas y su Continente ha sido confirmada apenas ahora, si bien ya fue intuida a mediados del siglo pasado, cuando comenzaron los estudios geológicos previos a la construcción del túnel ferroviario submarino que une Gran Bretaña con el resto de Europa.
Los geólogos descubrieron entonces en el fondo del Canal de la Mancha unas enormes fosas muy antiguas rellenas de sedimentos que resultaban misteriosas como fenómeno submarino, pero en cambio se asemejaban enormemente a los socavones terrestres que producen las grandes cataratas en tierra firme.
Las sospechas de entonces se han visto confirmadas ahora por estudios internacionales recién terminados del subsuelo del Canal de la Mancha.
Según estos informes, ya hace 450.000 años las Islas Británicas y el resto de Europa estaban unidas por un enorme puente calcáreo que, además, separaba las aguas del Mar del Norte de las del Atlántico. Y si bien la piedra caliza es muy frágil y se iba deteriorando mucho con las crecidas y bajadas del nivel de los mares a causa de las glaciaciones, ese puente-dique aguantó hasta hace 160.000 años. Durante ese periodo de tiempo los ríos que lo cruzaban de este a oeste no desembocaban suavemente en el Atlántico, sino que se precipitaban en forma de enormes cascadas sobre las riberas atlánticas.
Finalmente, hace 160.000 años, la enorme presión de las aguas del Mar del Norte acabó por abrir brechas en el ya muy cascado puente calcáreo, soltando un chorro furibundo de aguas revueltas que fueron llevándose poco a poco toda la masa rocosa que había unido las Islas Británicas con Europa. Las rocas blancas de Dover son un testimonio de la existencia de aquél puente.
Esta es la historia del auténtico apartamiento británico del resto de Europa. Fue geológico y definitivo. Lo del Brexit de la señora May es político y en política no hay nunca nada definitivo.