parís - El socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen retomaron ayer a ritmos diferentes su carrera hacia la Presidencia de Francia, cuya segunda y definitiva vuelta se celebra el 7 de mayo.
Con menos que perder que su rival Macron, considerado el claro favorito, la líder ultraderechista fue la primera en retomar la campaña en un intento de no perder tiempo para alargar su base electoral y convencer a quienes la asocian con el radicalismo y la intolerancia.
Si el lunes, el día de la resaca electoral del primer turno, Le Pen ya celebró un acto en su feudo electoral de Pas-de-Calais (norte), ayer martes madrugó para visitar un mercado de abastos en la localidad de Rungis, en las afueras de París, territorio poco fecundo para la ultraderechista.
La dirigente ultraderechista se pronunció por “la Francia que se levanta pronto, la Francia que trabaja y la que querría trabajar”. La candidata hizo hincapié en su modelo económico y social en contraposición al de Macron, al que asocia con “la desregulación total”. “Querría que en los platos de los niños haya productos franceses”, apeló, en alusión a su defensa del proteccionismo frente a los principios del mercado único europeo.
El fuerte inicio de campaña de Le Pen responde a su necesidad de convencer a muchos más nuevos electores que Macron, quien ha recibido el respaldo público del presidente saliente, François Hollande, y de barones del gobernante Partido Socialista y de los conservadores Los Republicanos, las dos fuerzas que se han alternado el poder en Francia en las últimas décadas.
Una de las pocas responsables políticas no perteneciente al FN que la ha apoyado públicamente es Christine Boutin, exministra de Nicolas Sarkozy y presidenta de honor del Partido Cristiano Demócrata, quien anunció ayer que la votará para evitar el triunfo de Macron.
Según cálculos de politólogos, la aspirante ultraderechista y eurófoba deberá persuadir a unos 10 nuevos millones de votantes, que se unirían a los 7,6 millones que la respaldaron el pasado 23 de abril (21,30%).
Los católicos más radicales que votaron al conservador François Fillon en la primera vuelta y los jóvenes que votaron al izquierdista Jean-Luc Mélenchon se perfilan como dos caladeros de votos para ella, de acuerdo con los analistas.
Mientras, el europeísta Macron necesitaría muchos menos sufragios, dado que aventajó a Le Pen en casi un millón de votos -acabó primero el pasado domingo con el 24,01%- y goza de consignas de otros partidos en su favor.
La encuesta diaria de la empresa demoscópica Ifop pronosticó ayer que Emmanuel Macron ganaría la votación del 7 de mayo con el 61% de los votos, frente el 39% de Marine Le Pen.
advertencia de Hollande El presidente francés, François Hollande, advirtió ayer al socioliberal Emmanuel Macron de que no dé por hecha su victoria en la segunda vuelta de las presidenciales y que no menosprecie el peligro de tener como rival a la ultraderechista Marine Le Pen. “Creo que no se ha tomado en serio lo que pasó el domingo. Todo el mundo vio el resultado con un orden de llegada. Y se ha olvidado que Marine Le Pen está en la segunda vuelta”, declaró a un grupo de periodistas en Laval, en el noroeste de Francia. El todavía presidente Fraçois Hollande aseguró que “no se ha conseguido nada” todavía pese a la victoria en la primera ronda de Macron, que fue su ministro de Economía entre 2014 y 2016 y por quien ayer pidió el voto.
“Cada voto hay que ganárselo, merecerlo”, dijo el presidente, quien advirtió de que tener “a la extrema derecha en la segunda vuelta de unas presidenciales no es poca cosa”. Para el mandatario francés, Macron debe hacer todo lo posible “para que el resultado de Le Pen sea lo más bajo posible”, porque una victoria de “la extrema derecha dividiría profundamente el país”.
“No es lo mismo para un país tener a la extrema derecha con el 20, el 30 o el 40%”, dijo. Un triunfo de Le Pen, reiteró Hollande, tendría consecuencias nefastas para los franceses y pondría al país “bajo la amenaza de influencias extranjeras”.
un multimillonario de 39 años El candidato, un antiguo banquero multimillonario y licenciado en filosofía que a sus 39 años podría ser el presidente de Francia más joven de la V República, retomó la campaña al ralentí.
Tras haber festejado el primer puesto del 23 de abril en un restaurante parisino -algo que le valió bastantes críticas-, se quedó ayer en su cuartel general y visitó por la tarde el hospital de Garches (afueras de París), especializado en personas con graves parálisis y deficiencias.
Por la mañana había coincido con la propia Le Pen en un acto en Los Campos Elíseos de París para homenajear a Xavier Jugelé, el policía de 37 años asesinado el 21 de abril en una atentado yihadista.
El primer gran acto de campaña del candidato del movimiento En Marcha será hoy en Arrás, en el norte de Francia, uno de los bastiones electorales de la ultraderecha. En una entrevista al canal “France”, criticó “el proyecto de brutalidad y de odio” que encarna Le Pen y, en respuesta a Hollande, consideró que la carrera presidenciales no está “ganada”. Asimismo, lamentó que el izquierdista Mélenchon no le haya brindado su respaldo al término del primer turno.
Entretanto, un informe de la compañía de seguridad informática Trend Micro divulgó ayer lo que para muchos era un secreto a voces: la campaña de Macron fue pirateada por el grupo de hackers rusos Pawn Storm, el mismo que fue acusado de haber realizado ciberataques contra la candidata demócrata a las presidenciales de Estados Unidos, Hillary Clinton, haciendo públicas sus maniobras para apartar a Bernie Sanders de la carrera presidencial.