Astaná - La tercera ronda de negociaciones sobre la tregua en Siria, boicoteada por las milicias rebeldes, concluyó ayer en Astaná sin ningún acuerdo que pudiera ayudar a consolidar el alto el fuego que rige desde el pasado diciembre en el país árabe. Aunque el Ministerio de Exteriores del anfitrión Kazajistán anunció por la mañana que los líderes de algunos grupos armados tenían intención de viajar a Astaná, los tres países garantes de la tregua -Rusia, Turquía e Irán- decidieron dar por terminada la cita sin esperar su llegada. Sin embargo, dejaron en la capital kazaja a miembros de menor rango de sus delegaciones para que puedan reunirse mañana con los opositores, siempre que éstos no cancelen el viaje.

“Hay fuerzas que no sólo quieren torpedear los procesos de Astaná y Ginebra, sino que desean impedir cualquier posibilidad de diálogo. Hay fuerzas que apuestan por la vía militar para resolver el conflicto sirio”, denunció el jefe de la delegación rusa en las negociaciones, Alexandr Lavréntiev.

El sirio Bashar Jafaari, al frente de la delegación enviada por el Gobierno de Damasco, acusó directamente a Turquía de “poner trabas” a las negociaciones y exigió que Ankara “responda como país garante” del alto el fuego por la ausencia de la oposición.

El jefe de la delegación opositora en las negociaciones de Astaná, Mohammed Alloush, enumeró ayer ocho razones para justificar el boicot, aunque destacó como la principal la evacuación forzosa del barrio de Al Waer, la única zona con presencia insurgente de la urbe central de Homs. También acusó a Moscú y Damasco de incumplir muchas de sus promesas incluidas en el acuerdo de la tregua: cese de los bombardeos contra las posiciones de la oposición, liberación de prisiones o fin de las acciones militares en Guta Oriental (Damasco), entre otras.

Con la excepción de la primera reunión celebrada en enero, el formato de Astaná se ha revelado hasta ahora insuficiente para consolidar el cese de hostilidades, quizás porque el régimen de Bachar al Asad le ha ganado la partida a la oposición en el terreno militar y la ha dejado sin apenas fuerza para hacer exigencias.

Rusia, que ha asumido el papel de intermediario entre Siria e Irán, por un lado, y Turquía -la gran valedora de la oposición armada- por otro, trata de imponer una agenda que no deja resquicio a las demandas de los grupos enfrentados a Damasco.

Mientras tanto, en Siria, al menos 39 personas murieron ayer en un atentado suicida contra el Palacio de Justicia, en el centro de Damasco. De las víctimas mortales, al menos 24 eran civiles; 7, guardias y agentes de policía. - Efe