Ginebra - La ONU trabaja “contrarreloj” para preparar refugios y ayuda de emergencia al sur de Mosul, tras el comienzo de la ofensiva a la mitad occidental de esa ciudad iraquí. “Los socios humanitarios han suministrado ayuda a todas las personas afectadas por la crisis en Mosul. Con el inicio de la lucha en la parte occidental de la ciudad, trabajamos contrarreloj para preparar sitios de emergencia al sur de Mosul, a fin de recibir a las familias desplazadas”, señaló la coordinadora humanitaria para Irak de la ONU, Lise Grande.
El organismo también hace todo lo posible para suministrar ayuda y apoyo a las familias en los barrios recuperados del este de la localidad y para asistir a quienes viven en campos de desplazados, recalcó.
A raíz de que comenzara la batalla para liberar Mosul del yihadista Estado Islámico (EI) en octubre de 2016, más de 217.000 personas han sido desplazadas desde las zonas orientales de la ciudad. Más de 57.000 han regresado a sus barrios y en torno a 550.000 civiles permanecieron en sus casas durante la batalla.
Los socios humanitarios han proporcionado ayuda a más de 850.000 personas en las áreas retomadas por las fuerzas gubernamentales. “Hacemos todo lo que podemos para llegar y ayudar a la gente. Mosul es una operación enorme. Cada día los socios humanitarios transportan 2,3 millones de litros de agua a casi todos los barrios retomados, complementando los suministros municipales”, indicó Grande. Cerca de la línea de fuego se han proporcionado paquetes de alimentación de emergencia, agua y suministros básicos a 878.000 personas desde que la operación de ayuda a Mosul comenzó a mediados de octubre.
Según la organización Save the Children, cerca de 350.000 niños están atrapados en la zona, último gran bastión del Estado Islámico (EI) en Irak. “Las familias en la zona oeste de Mosul nos dicen que escaparse no es una opción. Si tratan de huir se arriesgan a ejecuciones sumarias por parte de combatientes del EI, o bien a ser víctimas de francotiradores o minas”, relató Maurizio Crivallero, director para Irak. Crivallero alertó de que el impacto de la artillería y el armamento pesado que se está usando en la ofensiva, que se libra en calles “estrechas y con mucha densidad de población”, puede ser el “más mortífero e indiscriminado de todo lo que hemos visto hasta ahora” en el conflicto. “Las fuerzas iraquíes y sus aliados, incluidos EEUU y el Reino Unido, deben hacer todo lo que esté en su mano para proteger a los niños y sus familias de cualquier daño”, resaltó. “A un niño no le importa quién lanza las bombas, solo que están cayendo”, argumentó Crivallero, que pidió a los militares que “eviten edificios civiles como escuelas y hospitales a medida que penetran en la ciudad”.
La organización reclama asimismo que se establezcan rutas de escape para los civiles lo antes posible. “Una vez las familias hayan logrado salir, podemos contactar con ellas y ayudarles para que salven su vida, comenzar a contribuir a que sus hijos reconstruyan su vida después de más de dos años bajo el yugo del Estado Islámico”, afirmó Crivallero. - Efe