Berlín - La Unión Cristianodemócrata (CDU) alemana cerró ayer su congreso federal con un giro a la derecha y en claro desacuerdo con su líder, Angela Merkel, contraria a propuestas como la abolición de la doble nacionalidad para los hijos de inmigrantes. “No va a haber cambios en esta legislatura”, afirmó Merkel, después de que su partido a pronunciara a favor de derogar la ley vigente, aprobada por su gran coalición de Gobierno, y reimplantar la obligatoriedad de optar entre la nacionalidad de origen o la alemana.
La moción, que obtuvo el respaldo mayoritario de los delegados, “no es correcta”, indicó la canciller tras cerrar el congreso, celebrado en Essen (oeste) y en el que el martes había sido ratificada como presidenta por un 89,5 % de los votos. Ese porcentaje, claramente inferior al récord del 98 % obtenido en 2012, había desatado ya interpretaciones sobre una presunta debilidad en su liderazgo, a lo que siguió ayer una muestra de desobediencia hacia la jefatura inusual para Merkel.
El disenso en torno a esa moción dejó en evidencia las presiones internas por forzar a la canciller a dar un vuelco derechista a su línea, sea por convicción o como estrategia electoral. Merkel no sólo expresó su rechazo a ese pronunciamiento, sino que además se mostró contraria a incluirlo en la campaña para las generales, previstas para septiembre de 2017, en las que aspira a lograr su cuarto mandato como canciller.
Incineración Más allá del congreso del CDU, ayer Alemania fue testigo de una mujer de 38 años que murió en la localidad de Kronshagen después de que su marido, del que vivía separada, la rociara en plena calle con un líquido inflamable y le prendiera fuego. Precisamente el mes anterior el Gobierno alemán presentó su primera estadística sobre violencia de género, según la cual el año pasado 331 mujeres murieron a mano de sus parejas o exparejas en el país. - Efe