París - El primer ministro francés, Manuel Valls, anunció ayer su candidatura a las primarias de la izquierda con un discurso que hizo un alegato a la unión para romper los pronósticos que auguran su derrota en las presidenciales de 2017. En su feudo electoral de Evry, ciudad de la que fue alcalde entre 2001 y 2012, el hasta ahora jefe de Gobierno avanzó igualmente que dejará hoy martes ese cargo para poder dedicarse con libertad a esa nueva misión. Sin citar los comicios internos que su partido celebrará entre los próximos 22 y 29 de enero, Valls se presentó directamente como “candidato a la presidencia de la República”, cuatro días después de que el presidente, François Hollande, confirmara que no aspira a la reelección.

Su discurso, conciliador y combativo, invitó a empezar de cero, en un momento en que la fractura de su familia política parece confirmar que no logrará pasar a la segunda ronda de las presidenciales de abril y mayo de 2017.

“Se nos dice que la izquierda no tiene ninguna posibilidad, que no se unirá nunca, que la extrema derecha ya está calificada de oficio, que (el conservador François) Fillon es el próximo presidente, pero nada está escrito. Nuestras vidas valen más que los pronósticos”, aseguró.

En su punto de mira colocó al Frente Nacional y a Los Republicanos y a las recetas de esos dos partidos que “presentan como un avance un paso atrás social generalizado” y piden a los funcionarios “trabajar más para ganar menos”.

Valls toma el gran paso de su carrera con 54 años, una cota de impopularidad del 69 %, según los últimos sondeos, una autoridad cuestionada por reformas que se vio obligado a aprobar por decreto y sus principales contrincantes en su propio campo. Entre ellos, los exministros Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, expulsados del Ejecutivo en agosto de 2014 por sus discrepancias con la línea gubernamental, o Emmanuel Macron, que se ha postulado al Elíseo de forma independiente.

Valls ha conseguido ya el apoyo de dirigentes de izquierdas como el ministro Patrick Kanner o el secretario de Estado Jean-Marie Le Guen, pero todavía le queda camino para convencer a las principales fuerzas del Partido Socialista.

La alcaldesa de Lille y candidata a las primarias ganadas por Hollande, Martine Aubry, se encuentra en la lista de quienes marcan sus distancias con el jefe de Gobierno, y repitió ayer que el apoyo a su candidatura no es “evidente”.