pamplona - Ya hay relevo en la Casa Blanca pero el mandato no va a ser todo lo cómodo que los indicadores macroeconómicos, el escaparate al que miran muchos ciudadanos, parecen indicar. La economía es el punto de mayor interés para los estadounidenses y la política fiscal, uno de los mayores retos para el nuevo liderazgo del país. Más o menos impuestos, esa es la cuestión. Para ello es fundamental reconocer o rechazar que EEUU esta dejando atrás la crisis económica mundial, a la que vuelven los países emergentes y en la que vive atrapada la ortodoxa UE. Los americanos más conservadores, seguidores de Trump, se muestran negacionistas con la recuperación. Mientras que entre los demócratas reina la esperanza, en la América más tradicional hablan de situación “desastrosa” de la economía.
¿Cuanto va a crecer la economía de EEUU, ahora con una nueva familia en la Casa Blanca? Los demócratas se conforman con un 2%, mientras que para los republicanos, menos de un 4% sería inaceptable. La persona más poderosa del mundo se encuentra unos EEUU menos unidos que antes de una dura campaña que ha roto en dos mitades las conciencias y visiones. En la campaña en la que los obreros se hicieron republicanos, unir las expectativas de unos y otros será una dura tarea.
Trump les prometió fuertes aranceles para proteger a las grandes empresas que están despidiendo a miles de trabajadores. El magnate y su nueva teoría liberalproteccionista ha creado una expectativa muy difícil de cumplir. Los demócratas basaron su oferta en el continuismo económico. Ahora habrá que convencer a unos y otros de que será necesario tomar medidas que no contenten a nadie.
La receta de Clinton era la inversión pública en infraestructuras, una especie de Plan Marshall hacia dentro. Medio país es favorable a la bajada de impuestos y el otro medio a subirlos. El papel del Estado es el recurrente debate de la economía capitalista. Los republicanos quieren un estado testimonial y una economía desregularizada, criticando con dureza el plan de estímulos que ha venido desarrollando durante el mandato de Barack Obama.
Con unas clases medias muy tocadas por la crisis, el timón de la economía es uno de los mayores retos que lleva aparejada la victoria.
La inmigración Pero si la economía ha cavado trincheras, no lo es menos la inmigración. El debate se ha visto enturbiado por los comentarios racistas del republicano. Ahora, 11 millones de sin papeles esperan que la Casa Blanca se pronuncie sobre su futuro. Con un peso electoral creciente, la minoría (mayoritaria) hispana precisa una rápida respuesta. Atrás quedan las consignas, los muros, las frases dulzonas para atrapar el voto. Es el turno de los hechos. Y es que ya han sufrido demasiadas decepciones por parte de ambos partidos. Ni siquiera Obama cumplió su promesa. Y aunque mejoró la situación aplazó tanto la legalización de inmigrantes que cuando lo iba a hacer carecía de apoyo parlamentario.
Clinton ha vuelto a entonar la misma canción que llevó a Obama a la presidencia, pero las reticencias sobre su cumplimiento eran tan grandes que muchos votos demócratas no fueron por las propuestas de Clinton sino por el miedo a Trump. En los próximos meses sabremos el futuro de estos 11 millones de personas. Pero antes es necesario curar las heridas producidas por las ásperas frases de los republicanos y por la incredulidad demócrata. El peligro de tomar decisiones en esta materia es que cada una será examinada con lupa por el americano blanco y conservador, en el ha calado el lema lepenista de “los americanos, primero”.
Política exterior En cuanto a política exterior, la situación tampoco es sencilla. EEUU sigue manchado en guerras y conflictos a miles de kilómetros de sus fronteras en causas confusas para la población. Es tan difícil de entender que muchos militares se declararon insumisos cuando la intervención en Siria parecía inminente. Se negaban a dar sus vidas para ayudar a los que derribaron las Torres Gemelas. Además, el enfrentamiento con Rusia va camino de una nueva Guerra Fría.
Trump situó el terrorismo yihadista como prioridad señalando que para acabar con los terroristas es imprescindible la contribución de Moscú. Clinton acusó a los rusos de ciberataques y de estar tras la divulgación de sus polémicos correos electrónicos en los que, junto a los líderes del partido, boicotearon a Bernie Sanders en las primarias.
Clinton, artífice desde la Secretaría de Estado de la guerra de Libia, que dejó al país peor, apuesta ahora en Siria por la misma estrategia: crear una zona de exclusión aérea, pese a que los expertos han avisado de que significaría la guerra con Rusia. En cambio con Irán sucede lo contrario, republicanos en contra del acuerdo nuclear y demócratas a favor.
La política exterior, la única en la que el consenso es imprescindible, tampoco será un nexo entre ambos bandos. Con una excepción, la situación entre israelíes y palestinos, ante la que ambos han mantenido un perfil bajo, sin promesas que saben no van a poder cumplir. Y el poder de los judíos en EEUU es muy grande.
El caso de Cuba es asunto tanto de política exterior como interior. Y no solo por la extensa colonia cubana de Miami, sino porque ya hay empresas norteamericanas con intereses en la isla. El rifirrafe electoral en el que republicanos quieren echar atrás los acuerdos y los demócratas ampliarlos se topa ya con la realidad de muchos negocios en marcha.
cambio climático Tampoco habrá consenso en cuanto al cambio climático. Los republicanos apuestan por salirse de los acuerdos adoptados en París por Obama. Incluso quieren renunciar a los pagos acordados con instancias internacionales, como la ONU, para combatir el cambio climático. Sin llegar al negacionismo, consideran el dinero destinado a paliar los efectos de la contaminación como un gasto y no una inversión. La campaña ha dejado una profunda división y políticas antagónicas a limar en cuatro años.
Un hijo de Trump viola la ley. Eric, uno de los hijos de Donald Trump, violó una ley estatal de Nueva York que prohíbe hacer fotos a las papeletas electorales, al publicar en su cuenta de Twitter una imagen del voto que emitió por su padre. “¡Es un honor increíble votar por mi padre! ¡Hará un trabajo tan bueno por EEUU!”, tuiteó Eric junto a una foto de su papeleta, en la que aparecía marcada la opción de Trump.
Voto desde el espacio. El astronauta Shane Kimbrough, el único estadounidense que se encuentra fuera del planeta Tierra, votó desde la Estación Espacial Internacional (EEI). Kimbrough, que llegó a la EEI a mediados de octubre, ejerció su derecho al voto desde la nave que orbita sobre la Tierra a 27.000 kilómetros por hora.