cuando los talibanes fueron desalojados del poder tras la invasión que comenzó el 7 de octubre de 2001, Afganistán no tenía gobierno ni fuerzas armadas ni una estructura con la que gobernar. Durante los últimos 15 años, el país ha ido recuperando o construyendo estructuras administrativas, de gobierno y militares y hoy cuenta con 320.000 soldados y policías que se encargan desde 2014 de la seguridad de todo el país tras el final de la misión militar de la OTAN en el país.

Pero hoy, aún con 12.000 militares de la alianza en misiones de asistencia y 9.800 efectivos de Estados Unidos en “misión antiterrorista”, los talibanes son cada vez más fuertes. El exgeneral y analista militar Atiqullh Amarkhill considera que Estados Unidos y el Gobierno afgano cometieron tres grandes errores durante todos estos años.

El primero fue, dijo, que la comunidad internacional le entregó el poder a un círculo de señores de la guerra del norte afgano que estaban enemistados con otras facciones y los propios talibanes. El segundo fue no aceptar a los talibanes en el Gobierno cuando estaban dispuestos a firmar la paz. En su opinión, el tercer error fue no equipar y preparar entonces a las fuerzas afganas para combatir plenamente a los talibanes.

El grupo insurgente salió muy debilitado de la invasión estadounidense, pero a partir de 2004 y tras sufrir persecución, encarcelamiento y ataques a sus pueblos y localidades que causaron la indignación de la gente, muchos civiles se les sumaron, señaló Amarkhill. “No tuvieron otra opción que empezar de nuevo una lucha armada en los pueblos del sur del país”, dijo.

De acuerdo con un comité de Estados Unidos, los talibanes controlan actualmente alrededor de la tercera parte de Afganistán, una cantidad que el exgeneral considera muy conservadora.

“En los 15 años de su misión Estados Unidos y sus aliados han estado en guerra, pero la situación ha cambiado a peor y hoy muchas provincias -como Kunduz, Helmand o Uruzgan, entre otras- están mal y a punto de caer; la guerra se amplía y cada día los talibanes controlan más territorio”, resumió.

de la ignorancia a la aniquilación Según la OTAN, solo en julio de este año 900 miembros de las fuerzas armadas afganas murieron en choques con los talibanes, que han rechazado las propuestas que les ha hecho el Gobierno de Kabul para ir a la mesa de negociación y, por contra, han intensificado su estrategia militar.

“Tras la derrota en 2001, los talibanes estaban listos para reintegrarse a la sociedad como un movimiento político o social, pero EEUU y el Gobierno afgano los ignoraron y empezaron a detenerlos, matarlos y perseguirlos en sus casas”, indicó a Efe Abdul Baqi Amin, jefe del Centro de Estudios Regionales y Estratégicos (CSRS).

En su opinión, los talibanes fueron “obligados y forzados” a volver a la lucha y ahora son una gran fuerza militar que amenaza al menos cinco de las 34 capitales de provincia afganas y controla enormes porciones del territorio del país.

“Creo que no están interesados en derrocar al Gobierno, pero seguro que quieren llevar la situación al punto en que puedan obligar a los gobiernos de EEUU y Afganistán a reconocerles y aceptar sus demandas”, indicó el analista político Nazar Muhammad Mutmaeen, un experto en talibanes.

Mutmaeen considera que los talibanes no aceptarán la propuesta de diálogo que el Gobierno afgano les puso sin éxito encima de la mesa en diciembre de 2015 porque prefieren hacerlo con “los grandes jugadores”, Estados Unidos y la ONU.

En su opinión, si Estados Unidos no ha podido ganar la guerra más larga de su historia tras 15 años y más de 150.000 soldados, el Gobierno afgano tampoco podrá, y esta situación puede continuar por años.

Mutmaeen comparó la situación actual con los últimos años del régimen comunista de Mohammad Najibullah, que finalmente fue derrocado por las facciones muyahidines en los 90.

No comparte esa opinión el portavoz del Ministerio de Defensa, general Dawlat Waziri, que declaró que los talibanes pueden tomar posiciones y zonas durante algún tiempo, “pero nunca podrán mantenerlas mucho tiempo”.

Así las cosas, la única solución para los analistas es un proceso de paz que, en opinión de Amarkhill, puede tomar fuerza si Estados Unidos presiona a Pakistán para que deje de apoyar y prestar refugios a los talibanes en su territorio.

ofensiva en sur Mientras tanto los talibanes han aumentado el cerco sobre dos capitales regionales del sur de Afganistán, Lashkargah y Farah, aunque las tropas afganas aseguran que están contrarrestándolo con una “enérgica resistencia” para evitar que caigan en manos insurgentes, informan varias fuentes oficiales.

A estos ataques talibanes a Lashkargah y Farah se suma la ofensiva insurgente contra Kunduz, capital de la provincia homónima situada en el norte de Afganistán, en la que hace una semana lograron entrar durante unas horas y donde prosiguen los combates.

Ese ataque contra Kunduz se produjo poco más de un año después de que los talibanes consiguieran conquistar por unos días esta urbe estratégica, en su mayor logro militar desde que fueron desalojados del poder hace 15 años por la invasión de Estados Unidos.

Los talibanes han intensificado los combates en los alrededores de al menos 5 de las 34 capitales de provincias, en un momento en que siguen ganando fuerza y dominan un tercio del país, según datos oficiales estadounidenses, especialmente tras el fin de la misión militar de la OTAN en enero de 2015.