Londres - La polémica por los planes del Gobierno de Theresa May de que las empresas británicas revelen el número de sus empleados extranjeros aumentó ayer con el rechazo expresado por destacados conservadores y miembros del eurófobo UKIP. Steve Hilton, exasesor del ex primer ministro David Cameron y partidario del Brexit, calificó de “divisoria y repugnante” la propuesta y la comparó con la iniciativa del candidato presidencial estadounidense Donald Trump de prohibir la entrada de todos los musulmanes a Estados Unidos. “Solo falta tatuarles números en los antebrazos”, escribió Hilton en un artículo en The Sunday Times, en el que acusa a May de ser “incompetente e irresponsable” por dejar que el resto del mundo piense que la salida de la UE significará cortar lazos con el exterior.

El eurodiputado del eurófobo partido UKIP Roger Helmer consideró por su parte que es “ir demasiado lejos” la iniciativa presentada en el pasado congreso conservador por la ministra del Interior, Amber Rudd, que busca fomentar la contratación británica. “Si nosotros hubiéramos sugerido que las empresas deben facilitar listas de sus empleados extranjeros, nos hubieran llamado fascistas”, manifestó.

Después de la intervención de la ministra el pasado martes, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó al Gobierno conservador de promover la “xenofobia y el odio” contra los extranjeros. “Los líderes del Partido Conservador han descendido hasta cotas aún más bajas esta semana. Han encendido la llama de la xenofobia y el odio en nuestras comunidades y han tratado de culpar a los extranjeros de sus propios fallos”, declaró.

El director de las Cámaras de Comercio británicas, Adam Marshall, advirtió de que la iniciativa generará la percepción de que es vergonzoso contratar a personas de otros países. “Muchas empresas lamentarán que tener una fuerza laboral global sea visto como algo vergonzoso”, afirmó. - Efe