Son vecinos de Gran Bretaña y la salida de Reino Unido de la Unión Europea les ha conmocionado desde el viernes 24. En realidad, Holanda ya había votado en abril “un golpe devastador para todo el proyecto de la Unión Europea y le dio un gran impulso a los defensores del Brexit, con el hundimiento de una parcela de Bruselas para ampliarse aún más en Europa del Este. En un impresionante reproche a los votantes de élite europeos, en los Países Bajos han rechazado abrumadoramente un plan de burócratas de la UE para llevar a Ucrania a la esfera del bloque de influencia”, anunciaba el británico diario on line Express.co.uk., el pasado 7 de abril, calificando de “victoria” el 61,1% de votos holandeses a favor de “bloquear el acuerdo”.
Ya en febrero los sondeos reflejaban que el 53% de la población quería una consulta a la británica. Y el pasado fin de semana, los medios de comunicación holandeses se llenaron de debates, reportajes y entrevistas acerca de los efectos del Brexit en Reino Unido y en Europa, y sobre la posibilidad de un Nexit (palabra compuesta por Netherlands y Exit). “Bueno, no sólo Holanda se está preocupando por un posible efecto dominó”, se defendía Annelotta, una agente turística. “Países como Alemania, Francia, Irlanda... están hablando de ello, de sus posibles consecuencias”. Annelotta quitaba, así, importancia a la fortísima repercusión mediática que estaba teniendo el debate sobre el Nexit en su país.
Por el contrario, Carola, una camarera de unos 25 años, señalaba el sábado 25 cómo los periódicos estaban haciendo un tratamiento “desigual”, pero “intenso”, sobre la situación de crisis política y económica. En las cafeterías y restaurantes del Norte de Europa es habitual que la prensa esté desplegada en una gran mesa, al servicio de los clientes. En este caso, el suplemento de fin de semana del Utrechts Nieuwsblad presentaba una primera plana de impacto: una evocación de la famosa pintura El grito, de Edvard Munch, pero con Angela Merkel flanqueada por David Cameron y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, con las manos en la cabeza. Por su parte, De Volkskrant (El periódico del pueblo) dedicaba la mitad del diario a artículos de opinión monográficos y reportajes sobre la redundancia en la economía, las multinacionales y en la Bolsa en particular; sobre cómo estaban reaccionando los países de la UE ante el Brexit; acerca de qué iba a pasar con los tories británicos y cómo “se ha escuchado a la clase trabajadora”, en referencia a la voz de los votantes del referéndum del 23 de junio.
Carola se quedaba pensativa sobre la naturaleza de las consecuencias de estos cambios en el seno de la Unión, pero reconoció que, en referencia a qué se comenta en su entorno, “puedo entender que algunas personas quieran abandonar la Unión Europea”, expresaba en el café-restaurante del centro de Utrecht en el que trabaja.
país turístico Una de las principales riquezas de Amsterdam y Utrecht es su potencial turístico. Y, a finales de junio, los visitantes pueblan sus centros históricos llenos de canales, edificios centenarios muy pintorescos, terrazas veraniegas y llenas de viajeros y estudiantes. Así que este paisaje humano no delataba estos días lo que se estaba larvando en Europa. No todo el mundo estaba pendiente, pues, de los acontecimientos tras el referéndum británico. Un reportero de la televisión holandesa abordaba a una mujer que, tras la compra, iba a coger su bici -Holanda es uno de los países del mundo con más bicicletas por habitante, y pronto Utrecht tendrá el mayor parking para bicis del planeta-. “¿Nexit?”, preguntaba, desconcertada, la mujer el viernes 24. “Sí conozco el Brexit, pero no el término Nexit. Lo siento...”, se disculpaba ante la cámara.
Esta mujer conformaba, así, la legión de holandeses ajenos a la controversia, o al menos al debate suscitado dentro de Holanda. Geert Wilders, líder del ala conservadora del Partido por la Libertad, grupo anti-UE de los Países Bajos, felicitó inmediatamente al Reino Unido por votar el abandono del bloque de 28 naciones, en “el Día de la Independencia de Gran Bretaña”, y el viernes recordó que él quiere que su país también se vaya del Eurogrupo. “La élite eurófila ha sido derrotada. Gran Bretaña señala a Europa el camino hacia el futuro y hacia la liberación. Es hora de un nuevo comienzo, confiando en nuestras propias fuerzas y la soberanía”, decía un comunicado en su página web, tras los resultados.
La extrema derecha ha ido ganando terreno en los Países Bajos, como en otros europeos, y Wilders lleva meses de campaña por la salida de la UE. En cambio, el Parlamento holandés aún no apoya el refrendo, y el pasado lunes sólo 14 de 75 parlamentarios respaldaron la propuesta del líder derechista, de votar sobre la membresía en la UE.
“No tiene mucho sentido que un país pequeño se separe de un grupo grande”, entiende Jan, que estudió Historia. “Porque la unión hace la fuerza”, opina a DNA. Algo así dijo este lunes el propio primer ministro holandés, Mark Rutte, quien considera que una consulta similar a la británica en Holanda iría contra los intereses de su país. “Estoy absolutamente en contra (...), tendría grandes consecuencias para nuestra estabilidad y prosperidad”, recogió DutchNews. The Guardian hablaba el viernes 24 del “dilema holandés”, al temer las consecuencias de un Nexit, pero con suficientes votantes a favor.
Algunos turistas sí están impresionados por la situación europea. Susan, una estadounidense, cree que “la mayoría de los holandeses tiene una actitud de espera. Es una decisión de peso”, y preguntaba el día 24: “¿Qué piensa la gente en España de esto?”. El tiempo lo dirá.