NUEVA YORK. "Corey Lewandowski ya no seguirá trabajando para la campaña", anunció en un escueto comunicado Hope Hicks, una portavoz del magnate neoyorquino, al término de una reunión de Trump y sus estrategas electorales en sus oficinas de Manhattan.
El diario The New York Times, que adelantó en su edición digital el despido del jefe de campaña, mencionó entre otros motivos las relaciones "hostiles" que mantenía con muchos periodistas y el malestar de algunos miembros del Comité Nacional Republicano (RNC).
Desde que Trump anunció hace un año su intención de llegar a la Casa Blanca, Lewandowski ha sido uno de los pilares de su campaña, en un largo proceso de primarias que le ha convertido en el virtual candidato republicano pero que no ha estado exento de polémicas.
Uno de los episodios más controvertidos fue en marzo pasado, cuando una reportera de un portal conservador acusó a Lewandowski de una supuesta agresión en una rueda de prensa en Florida, aunque un mes más tarde la demanda fue desestimada por falta de pruebas.
"Agradecemos a Corey su gran trabajo y dedicación y le deseamos lo mejor en el futuro", añadió la portavoz de la campaña en el mismo comunicado, en el que recordó que Trump ha logrado "casi 14 millones de votos" durante las primarias.
Pero ahora el magnate neoyorquino quiere centrarse en la segunda fase de la campaña y rodearse de caras nuevas para "unir" a los republicanos en torno a su candidatura y luchar contra su más que previsible rival en noviembre, la demócrata Hillary Clinton.
El objetivo es renovar el equipo y tener todos los cambios listos antes de la Convención Nacional Republicana, que se celebrará a finales de julio en Cleveland (Ohio), y se da por descontado que una de esas caras nuevas será Paul Manafort.
Fue contratado hace meses para limar asperezas con el aparato del Partido Republicano, pero sus relaciones con Lewandowski han sido muy tirantes y la falta de sintonía entre ambos generó "frustración" en muchos asesores de Trump, según el canal de televisión ABC News.
Lewandowski fue uno de los principales responsables de incitar a "Trump a seguir siendo Trump", pero Manafort le presionaba para ser más candidato, preparándose sus intervenciones o incluso echando mano del teleprompter, según The Wall Street Journal.
Algunos aliados del magnate y muchos donantes, incluso sus hijos, no escondían sus dudas y confiaban en que Trump se rodeara de gente con más experiencia en procesos electorales en esta "recta final" de la campaña.
Lo cierto es que los apoyos a Trump en las encuestas han ido mermando desde finales de mayo, sobre todo una vez que Clinton logró sumar los votos para garantizarse la nominación demócrata, según el promedio de sondeos que elabora el portal "Real Clear Politics".
En las últimas semanas se ha enfrentado a duras críticas por sus polémicos comentarios sobre un juez federal al que acusó de no estar habilitado para juzgarle por ser de origen mexicano o su propuesta de vetar a los musulmanes que renovó tras la matanza de Orlando.
El republicano necesita dar un nuevo impulso a la campaña, y para ello deberá mejorar sus niveles de recaudación de fondos, lanzar su primer gran anuncio publicitario con vistas a la cita de noviembre y apoyar públicamente a algún comité de acción política.
Los llamados "súper PAC" son grupos independientes de los equipos de campaña, claves en los procesos electorales en el país porque pueden, entre otras cosas, recaudar fondos sin límites en apoyo a un candidato.